FÚTBOL
Pendientes de Calero. El Burgos CF sigue esperando la respuesta del entrenador
Con la oferta de renovación sobre la mesa desde principios de abril, el técnico madrileño continúa dilatando los tiempos mientras se le vincula con otros clubes
El año 2023 está siendo la gran mancha en el expediente de Julián Calero y su Burgos CF, un equipo que ha cumplido con el objetivo de la permanencia, aunque todavía no de forma matemática, pero se ha descolgado de la ilusión del play-off y sobre todo de su identidad. Los resultados de la segunda vuelta no son esperanzadores y apuntan al madrileño, un entrenador que, pese al runrún que clama por un fin de ciclo, tiene sobre la mesa una oferta de renovación por dos años a la que todavía no ha contestado. El entrenador dilata los tiempos y aunque todavía nos encontramos en abril, mes clave para la renovación de Calero, la marcha del equipo y su silencio ponen en jaque a la dirección deportiva.
Cada vez que ha sido preguntado por su futuro y sus intenciones, Julián Calero ha sido claro en que su única prioridad ahora mismo es el Burgos CF. A priori, no hay secretos: quiere quedarse y se siente cómodo en la ciudad. No obstante, la realidad dista mucho de ese discurso. Tanto es así que la negociación del contrato de renovación se ha llevado a cabo sin la presencia del entrenador del Burgos CF. La conversación Michu - Calero no ha existido, como tampoco hay constancia de una respuesta del técnico.
Desde la parcela deportiva blanquinegra se esperaba que la permanencia del equipo en Segunda División estuviera resuelta a mediados de abril. Sin embargo, con un balance de 1 triunfo en las últimas 10 jornadas, el ecosistema Burgos CF todavía echa cuentas para certificar de forma matemática su participación en la temporada 2023/24. Un retraso que cuestiona la continuidad del técnico, quien además podría tener en este motivo su principal argumento para la dilatación de su decisión. Pese a todo, al madrileño también se le ha vinculado con el Tenerife y el Leganés, aunque el primero de ellos ya habría encontrado entrenador para la próxima temporada, Asier Garitano, según comenta Ángel García.
Con el baile de jugadores y entrenadores, todavía en plena iniciación, toca agarrarse a los hechos. El dato más significativo de la mala segunda vuelta del Burgos CF es el que justifica su eliminación de la pelea por la sexta plaza: los blanquinegros tan solo han celebrado un triunfo en tres ocasiones de dieciséis posibles. Una sequía de puntos con la que es prácticamente imposible alcanzar los más de 60 necesarios para aspirar al play-off.
Por otro lado, la crítica ha detectado la pérdida de identidad del equipo, su solidez defensiva. Un entramado que llegó a cerrar la primera vuelta con 11 goles encajados y en 16 jornadas ya ha recibido 18 tantos. Y aunque la excusa de esta debilidad radica en una propuesta más ofensiva y con mayor intención de cara a la portería contraria, esto no se ha visto traducido en resultados. En definitiva, lo que el Burgos CF hacía bien, ha dejado de hacerlo, y lo que no, continúa sin lograrlo.
El descontento de la hinchada burgalesa es patente, pero mientras el runrún apunta al fin de ciclo del madrileño, aunque por el momento, no es más que eso, un deseo, en las oficinas del club se trabaja en una ampliación de contrato hasta 2025. Una ampliación de contrato que responde al agradecimiento del Burgos CF con Julián Calero, el técnico que devolvió el club a Segunda División y lo ha mantenido en la categoría durante dos temporadas con el cuarto presupuesto más bajo.
Más que un capricho
Resolver el futuro del técnico antes de que finalice el mes de abril es algo más que un capricho. Con el trabajo de la temporada resuelto antes de lo previsto, el Burgos CF puede permitirse el lujo de dar los primeros pasos en la confección de la plantilla y sentar las bases del proyecto de la próxima temporada. Una oportunidad que no quiere desaprovechar la dirección deportiva, abordando con antelación la renovación del entrenador y algunos jugadores que finalizan su vinculación con el Burgos el 30 de junio de 2023.
De los 24 jugadores de la primera plantilla burgalesa, únicamente 10 tienen vinculación con el club más allá de la citada fecha. Es el caso de Curro Sánchez, Unai Elgezabal, Andy, José Antonio Caro, Miki Muñoz, Aitor Córdoba, Javi Pérez, Borja González, Miguel Ángel Atienza y David Goldar. Este último con contrato hasta junio de 2025. Excluyendo de la operación las cuatro cesiones con las que cuenta Calero este curso, el 50% de la plantilla quedará libre en el próximo mercado.
Jugadores capitales como Grego Sierra, Álex Bermejo o José Joaquín Matos, son firmes candidatos a recibir la llamada de Michu para abordar una hipotética renovación, ya que firmaron un contrato de un año, con posibilidad de ampliación si se cumplían con unos objetivos estipulados en el contrato. Sin embargo, sin la figura del entrenador definida, cualquier acción es un riego. También Loïc Badiashile tiene contrato para la próxima temporada, aunque por el momento se encuentra con el filial.