25 ANIVERSARIO DE EL CORREO DE BURGOS EL MUNDO / IBERDROLA
Iberdrola: pasado, presente y futuro de la electrificación en España
Roberto Rodríguez Delgado, responsable del Negocio de Red de i-DE, la distribuidora de Iberdrola, en Burgos y Soria
En 1892, con motivo del cuarto centario del descubrimiento de América, la ciudad de Chicago acogió la Exposición Colombina, la más impresionante de las que hasta entonces se habían organizado en América, y cuya principal atracción fue la electricidad. La empresa encargada de iluminar la feria fue Westinghouse Electric Corporation (fundada en 1869 por el empresario George Westinghouse), para la que diseñó y construyó el primer gran sistema de generación y transmisión de corriente alterna del mundo.
La espectacular iluminación de la feria (que sirvió de inspiración a L. Frank Baum para escribir La Ciudad Esmeralda de Oz) fue un rotundo éxito, y alzó a Westinghouse como vencedor de lo que se había denominado como «la guerra de las corrientes», una intensa batalla empresarial entre General Electric, fundada por el brillante científico e inventor Thomas Alva Edison - que apostaba por la corriente continua para la generación y transporte de energía - , y el propio Westinghouse, que con Nikola Tesla como colaborador, defendía que la corriente alterna era el sistema más fiable y barato.
Esta victoria situó a la Westinghouse Electric Corporation en una posición de liderazgo para desarrollar el gran proyecto con el que Tesla llevaba soñando desde su llegada a los Estados Unidos.: la construcción de una gran central hidroeléctrica en las cataratas del Niágara. Así, los dos primeros generadores Westinghouse de la central entraron en funcionamiento en 1895, suministrando corrente alterna hasta Búfalo. La energía abundante y barata proporcionada por el nuevo complejo hidroeléctrico permitió el desarrollo industrial del noreste de los EE.UU. y consolidó la corriente alterna como el principal sistema de distribución eléctrica en el país.
En España no éramos ajenos a estos nuevos avances tecnológicos, y pocos años después, en 1901, se constituiría la empresa Hidroeléctrica Ibérica, que en 1906 consiguió completar una embrionaria red de transporte de electricidad que conducía la energía generada en sus saltos hidroeléctricos en el Ebro hasta Bilbao. El primero de esos saltos, que todavía puede visitarse, se ubica en pleno corazón del Valle de Tobalina - uno de los rincones más bonitos de nuestra provincia - y nos convirtió en la primera provincia española en producción eléctrica.
En 1918 se constituyó en Bilbao la Sociedad Hispano-Portuguesa de Transportes Eléctricos - Saltos del Duero (Saltos del Duero), que en 1929 empezó a desarrollar la primera fase del complejo hidroeléctrico del Duero concebida por los ingenieros José Orbegozo Goróstegui y Pedro de Icaza y Aguirre: el embalse de Ricobayo en el Esla y la central del Esla (Zamora). Saltos del Duero adquirió pequeñas compañías locales de distribución eléctrica ‘Electra Popular Vallisoletana’, ‘Electra de Burgos’ y ‘Electra de Salamanca’ e inició la construcción de grandes líneas de transporte de electricidad que unían esos nuevos aprovechamientos hidroeléctricos con los centros de consumo en País Vasco y Madrid, regiones donde vendía sus excedentes de generación a través de un convenio firmado en 1936 con el Grupo Hidroeléctico.
Hidroeléctrica Ibérica y Saltos del Duero se fusionaron en 1944 dando lugar a Iberduero, que a lo largo de la década de los 50 y 60 del siglo pasado llevó a cabo el aprovechamiento integral de todo el sistema Duero con la construcción de las centrales de Villalcampo, Castro, Aldeadávila y Saucelle, estas dos últimas en el tramo internacional del río, y que culminó en 1970 con la construcción de la presa de Almendra y la central hidroeléctrica de Villarino, que fue la primera gran central reversible construida en España. El desarrollo del Sistema Duero, que se completó a finales del siglo pasado con la repotenciación de Villalcampo, Castro, Aldeadávila, Saucelle y Ricobayo, supuso un esfuerzo colosal que posicionó a España como referente mundial en ingeniería hidráulica. Además, la energía hidroeléctrica generada permitió abastecer la creciente demanda energética de un país en pleno proceso de industrialización y desarrollo económico (mis padres todavía recuerdan sus vacaciones infantiles entre velas y lámparas de carburo, que poco a poco fueron dando pasa a la tenue luz de las primeras bombillas).
Otro de los principales actores en el sector energético español fue Hidroeléctrica Española, sociedad creada en 1907 por Hidroeléctrica Ibérica para desarrollar el salto de El Molinar, en el río Júcar, y abastecer así la incipiente demanda eléctrica en Madrid y Valencia. Durante los años siguientes, la nueva sociedad construyó varias centrales hidroeléctricas en los ríos Jucar, Cabriel y Segura, y ya en la década de los 60 y 70 del siglo pasado, ante el fuerte aumento del consumo eléctrico en la capital de España y en el Levante, llevó a cabo el aprovechamiento integral del río Tajo y sus afluentes Alagón y Tietar, consolidándose así como la principal compañía eléctrica en ambas regiones.
En 1992, Iberduero e Hidroeléctrica Española se fusionaron para crear Iberdrola, empresa que hoy en día está presente en casi una decena de países de tres continentes distintos, que da servicio a más de 100 millones de clientes, y que durante los últimos años se ha convertido en un líder energético mundial.
Actualmente, Iberdrola opera en Burgos 4.600 km. de líneas de alta tensión y 3.600 km de líneas de baja tensión, dando servicio a más de 280.000 clientes e invirtiendo más de 15 millones anuales para mejorar la red de distribución y afrontar con éxito los retos de la transición energética, para la electrificación y descarbonización de la economía. Una transición energética inaplazable para el cuidado del medioambiente, pero también para asegurar la independencia energética de España frente a los países exportadores de combustibles fósiles.
El reto de la electrificación de la economía exige dar un nuevo enfoque al modelo tradicional de gestión y explotación de la red eléctrica, para lo cual es necesario desarrollar redes de distribución «inteligentes», que automaticen determinados procesos y que sean capaces de integrar adecuadamente el parque de generación renovable, incluyendo la generación distribuida y, en particular, los autoconsumos individuales y colectivos, los puntos de recarga de vehículo eléctrico y las nuevas industrias electrointensivas -producción de H2 y centros de procesamiento de datos-. Un futuro apasionante que desde Iberdrola abordamos con ilusión, esfuerzo y talento, que nos posicionará como una de las mayores empresas energéticas del siglo XXI y que, además, permitirá que España, uno de los principales países donde operamos, continúe siendo un referente mundial en la innovación tecnológica, el cuidado del medioambiente y la calidad de suministro.