Motivos (e industria) de sobra para que Burgos sea referente del hidrógeno verde

Reducir la dependencia de Rusia, diversificar las fuentes de energía, ahorrar costes y avanzar en los compromisos de transición ecológica que plantea la Agenda 2030. He aquí los principales objetivos que se fija la Unión Europea para avanzar en la descarbonización. 

Una amplia y millonaria declaración de intenciones, con un sinfín de administraciones, entidades y empresas implicadas, en la que la ciudad de Burgos tiene mucho que decir. Sobre todo si hablamos de hidrógeno verde, una de las grandes esperanzas para hacer frente al cambio climático durante las próximas décadas.

Industria y capacidad logística de sobra para transporte y almacenamiento; consenso a todos los niveles y, por si fuera poco, proyectos de investigación sobre hidrógeno verde capitaneados por la Universidad de Burgos (UBU). Sobran los motivos situarse, por méritos propios, como uno de los grandes referentes nacionales dentro de este campo.

Sin embargo, ninguno de los dos ejes de la Red Troncal Española de Hidrógeno (para 2030 y 2040) diseñados por Enagás contemplan a Burgos en su mapa de gasoductos. Por los pelos, eso sí, ya que el tramo del Valle del Ebro discurre, literalmente, acariciando el noreste de la provincia.

Pese al desplante, uno de tantos otros, el Ayuntamiento de Burgos no piensa tirar la toalla. De hecho, el pasado mes de septiembre los tres partidos políticos con representación municipal (PP, PSOEy Vox) respaldaron de manera unánime en pleno la adhesión de la ciudad a la Asociación Castellano y Leonesa del Hidrógeno (H2CYL).

Consciente de que hacer «equipo» es «una garantía de que las cosas van a salir mejor», la regidora, Cristina Ayala, se felicitaba por apoyo sin fisuras a un proyecto de ciudad que busca implicar a la sociedad burgalesa. Aparte tal y como expuso por aquel entonces el vicealcalde, Fernando Martínez-Acitores, lo fundamental es «coger la delantera y adelantarnos a los acontecimientos».

El ‘todos a una’ del Consistorio capitalino se ha extendido, como era de esperar, al ámbito empresarial. Quedó demostrado, sin ir más lejos, cuando Ayala acudió a las instalaciones de Petronor en Muskiz (Vizcaya) acompañada, entre otros, del director general de Fundación Caja de Burgos y presidente de H2CYL, Rafael Barbero, el rector de la UBU, Manuel Pérez Mateos, o el consejero delegado de Hiperbaric, Andrés Hernando. 

Durante su visita, la delegación burgalesa comprobó in situ los principales avances de la compañía y las posibilidades que ofrece apostar por este sector desde un punto de vista tanto económico como medioambiental,

Mucho se está moviendo en la ciudad de Burgos, eso es evidente. No obstante, Castilla y León ha de remar en la misma dirección -sobre todo para evitar el ninguneo de Enagás en la Red Troncal- y por eso H2CYL se fijó una serie de objetivos básicos nada más constituirse. 

De aquí a 2030, la entidad prevé instalar un gigavatio de electrolizadores para cubrir el 25% de la demanda actual de hidrógeno en España, construir 16 hidrogeneras y poner en servicio 25 vehículos de transporte público y entre 370 y 550 vehículos industriales propulsados por hidrógeno. En paralelo, sus socios apuestan de manera firme por el desarrollo efectivo a nivel regional de la industria de los fertilizantes sostenibles.

Queda mucho trabajo por delante, pero no se dejan de dar pasos hacia delante para que la ciudad de Burgos ocupe el lugar que merece en el futuro verde que dibuja la Unión Europea. 

Aún hay margen de maniobra porque el mapa de la Red Troncal no estará plenamente definido hasta 2025. De lo que no cabe duda es de que, una vez más, las administraciones públicas y el sector privado tendrán que alzar la voz en el mayor número de foros posible.