ÁVILA
‘Chequeo médico’ para monumentos
El grupo de investigación TIDOP, de la USAL, colabora con universidades de Portugal y Francia y con la Fundación Santa María la Real para la «cura» de edificios.
El conocido lema de «mejor prevenir que curar» no sólo vale para los humanos, sino también para los edificios. Especialmente para los históricos, aquejados por numerosas ‘enfermedades’ relacionadas con el paso del tiempo, la meteorología, los terremotos, los materiales empleados en su construcción…Como cualquier persona, el patrimonio histórico requiere de unos cuidados preventivos que prácticamente nunca se producen, pese a los beneficios que esa forma de actuar podría reportar desde el punto de vista del legado arquitectónico de nuestros antepasados y mirando a nuestros bolsillos.Y ello, porque una labor preventiva en este sentido, haría innecesarias costosas intervenciones cuando el mal ya casi no tiene remedio y se opta por caras ‘operaciones’ que sólo sirven para parchear.Para que esto no siga sucediendo, el grupo de investigación TIDOP (Tecnologías de la Información para la Digitalización 3D de Objeto Complejos), de la Universidad de Salamanca (USAL) en Ávila, trabaja en un proyecto pionero con el que predecir el estado de los monumentos en el futuro, adelantándose a sus patologías mediante el uso de tecnología de última generación.En la actualidad, este grupo galardonado con uno de los Premios Innovadores 2015 trabaja en varios proyectos de esas características, junto con el campus de la Universidad del Miño en Guimaraes (Portugal) y con la Universidad Blaise Pascal, de Clermont-Ferrand (Francia), así como con la Fundación Santa María la Real del Patrimonio Histórico.Uno de los miembros de ese equipo multidisciplinar, el ingeniero de la rama de Arquitectura Luis Javier Sánchez Aparicio, insiste en la necesidad de trabajar en el ámbito de la prevención, para seguir manteniendo en las mejores condiciones posibles nuestro patrimonio, convertido en una «seña de identidad social y cultural».«Son construcciones de siglos, que cogen enfermedades y patologías que dañan la estructura e influyen en la conservación del edificio», argumenta este ingeniero, que reitera la necesidad de romper con la tendencia actual de «actuar cuando surge una grieta, pero no de prevenirla» antes de que se produzca.De esta manera, se consigue una «mayor eficiencia de recursos» y «se evita perder autenticidad en los edificios» a partir de intervenciones que modifican su estado inicial, tras realizar costosas actuaciones.Para ello, esta iniciativa transfronteriza que está pendiente de obtener el visto bueno de los Fondos Feder para un proyecto que ronda los dos millones de euros, trabaja en el diseño de un «marco común de prevención» a partir de las experiencias que comparten estas universidades, la fundación Santa María la Real y el sector público. Este último a través del Instituto Andaluz de Patrimonio, la Dirección General de Cultura del Norte de Portugal y el Museo del Sur de Francia.Este conocimiento multidisciplinar a partir de ingenieros, arquitectos, historiadores, arqueólogos… se aúna para «tratar de hacer un modelo 3D simple y entendible para cualquier usuario no experto» en la materia. Se trata de un modelo que tenga «inteligencia artificial para dictar las actuaciones a seguir y para evitar el deterioro».Para ello, el primer paso consiste en las inspecciones técnicas que realizan in situ los expertos para redactar los correspondientes informes técnicos acerca del estado que presenta cada monumento.
A partir de ahí, entra en liza la tecnología de última generación, que utiliza los sistemas fotogramétricos y los láser escáner, con el apoyo de los drones tanto terrestres como aéreos, que pueden llegar a los rincones más recónditos y peligrosos, sin que el hombre tenga que correr ningún riesgo y sólo tenga que manejar estos aparatos desde la distancia.Una vez completados estos dos primeros niveles, llega el momento de instalar una red inteligente de sensores con un impacto mínimo sobre cada monumento. Esos sensores, conectados a los ordenadores, son los que avisan a partir de un sistema de alarmas, sobre los peligros que corre cada edificio, a través de un informe detallado de sus ‘síntomas’. Además, no sólo elaboran el correspondiente informe, sino que calculan el coste de una posible intervención preventiva.Este sistema llega incluso a elaborar un informe mediante el cual los usuarios podrán decantarse por la empresa que desee de entre todas las que figuran en una lista que se les facilita a través de lo que se denomina modelo BIM (Modelado de Información de Construcción o Building Information Modeling).El sistema de información BIM es el que «une toda esa información» elaborada mediante el equipo disciplinar y la tecnología de última generación, de forma que es transmitida a los propietarios de los edificios «de una forma más amigable», ya que se trata de combinar algoritmos que en este caso desarrolla la Fundación Santa María la Real.Según Luis Javier Sánchez Aparicio, este proyecto no sólo involucra a los usuarios, sino también a las pequeñas y medianas empresas del entorno en el que se encuentren los monumentos en los que hay que actuar, mejorando el empleo en los lugares de intervención.El «broche final» a esta actuación consistirá en la creación de una entidad sin ánimo de lucro que «coja el timón del proyecto con el desarrollo tecnológico» que prestan las universidades y los organismos públicos que participan en el mismo.De esta manera, se podrá trabajar de forma pionera en la prevención de ‘enfermedades’ en los edificios, lo que redundará en el mantenimiento del rico patrimonio de estos tres países y en el ahorro de dinero en trabajos de restauración.