El Correo de Burgos

PERSONAJES ÚNICOS / JULIO PASCUAL

La mano que dirige Valdecilla

El segoviano pasó de investigar migrañas crónicas a convertirse en el director del centro cántabro / «Hay gestores que priorizan su puesto a las reivindicaciones».

Julio Pascual, director gerente del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla.-E. M.

Julio Pascual, director gerente del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla.-E. M.

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E. L.
Burgos

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Trabajador infatigable, médico vehemente y patriota convencido. Julio Pascual ocupa un lugar destacado entre los que creen que los españoles se merecen un país mejor, en el que todos, especialmente los más jóvenes, puedan tener ilusiones, puedan hacer planes y puedan esforzarse para que sus ambiciones tomen cuerpo. Su carácter único y perseverante le ayuda a orquestar equipos, dirigiéndolos con tanta suavidad como firmeza.Este segoviano estudió Medicina en la Universidad de Salamanca. Tomó esta decisión más con el corazón que con el cerebro. «Siempre me gustó por dos cosas: la posibilidad de ayudar a los demás y la curiosidad por investigar y, sobre todo, por trasladar esa investigación a los pacientes». Recuerda que por aquella época le entusiasmaba leer libros de descubrimientos científicos. Ahora echa la vista atrás y considera que su profesión le sitúa en la realidad. «Muchas veces nos preocupamos por nimiedades; pasar la consulta diaria es algo magnífico: por un lado, te reconforta haber podido ayudar a algunos pacientes; por otro, las desgracias reales y verdaderas que ves te permiten darte cuenta de que muchas de las cosas cotidianas que nos preocupan y agobian no tienen importancia real».Después de licenciarse, se trasladó al Hospital Universitario Marqués de Valdecilla en Santander. Allí realizó la residencia de Neurología y se impregnó del aura innovadora de este centro. En 2006 le nombraron jefe de Neurología del Hospital Universitario de Salamanca. Su paso por la ciudad del Tormes fue efímero porque, según reconoce, echaba mucho de menos el empuje del centro cántabro. «A esto hay que sumar que en los tres años que allí estuve no empezaron las obras de un hospital obsoleto, en el que era imposible empezar cualquier proyecto por falta de espacio».En este sentido, Pascual sostiene que, aunque se encontró con grandes profesionales, también se topó con gestores que priorizaban más su puesto que sus reivindicaciones para convertir el complejo salmantino en un centro de referencia nacional. «Echábamos la culpa a Valladolid de cosas que podíamos haber desarrollado en Salamanca y que Valladolid no hubiera entorpecido», destaca.Hace un año cuando iba a retornar al servicio de Neurología de Valdecilla, le convencieron para convertirse en su director-gerente. «Me costó mucho decir que sí, porque tenía que abandonar mi actividad asistencial, docente e investigadora, pero si uno lleva puesta la camiseta de Valdecilla es muy difícil negarse». Ahora toma decisiones para su hospital, el hospital que ha visto como un chico humilde de Segovia se ha convertido en un médico de renombre.Antes de ser la mano que ‘mece’ el complejo santanderino, se dedicaba a investigar pacientes con cefaleas. «La migraña crónica es una enfermedad que no mata, pero destruye la vida de los enfermos que la sufren». Su equipo demostró que estos pacientes tienen unos niveles elevados en la sangre de una sustancia, un péptido que se conoce con el nombre de CGRP, y que hay una correlación entre estos niveles y la cefalea. «Estos hallazgos no solo nos ayudan a entender lo que pasa en la migraña, sino que pronto se ‘trasladarán’ a los enfermos, ya que a partir de ellos se están desarrollando fármacos que son capaces de inactivar a este péptido y están teniendo resultados prometedores», subraya.Su rutina diaria se basa en hablar. Pascual siempre tiene las puertas de su despacho abiertas para conversar con trabajadores o pacientes. «Es muy gratificante, pero también es duro no poder en ocasiones atender demandas razonables».

Respecto a la investigación y la innovación, manifiesta que España y sus hospitales no han diseñado una auténtica carrera científica: «Para un médico serio conseguir una plaza que dé derecho o facilite la investigación como es una plaza vinculada con la universidad es una entelequia».Si se logra, como fue su caso, el exceso de carga docente dificulta investigar, apunta, antes de añadir que el siguiente obstáculo es la burocracia. Pone como ejemplo los currículos en formatos diferentes, «nada amigables», que hay que rellenar dependiendo de la entidad financiadora.

Si a pesar de todo esto se consigue dinero, según afirma, los investigadores se toparán con normativas «enrevesadas» para cada comunidad autónoma –y a veces para cada hospital– «con las que es difícil o imposible contratar investigadores o personal técnico, con lo que su desarrollo queda hipotecado».Para Julio Pascual, los jóvenes lo tienen «muy difícil» en el terreno laboral y «mucho más» si desean dedicarse a la investigación biomédica. «Es una pena porque están mejor preparados que nunca y, en contra de lo que se piensa, la mayoría están dispuestos a trabajar muy duramente». Por este motivo, considera que las administraciones deben hacer un esfuerzo presupuestario «para no tirar por tierra» a esta generación. «Hay que inyectar gente joven en las plantillas de los hospitales públicos e impulsar una carrera investigadora, transparente y exigente».La sociedad, tal y como explica Pascual, no premia la innovación y el talento. «Si te planteas investigar por el reconocimiento, les recomiendo que es mejor que no lo hagan». Sin embargo, señala que para el auténtico médico no hay nada que compense más que salir de una guardia con la sensación de que su diagnóstico o una cirugía compleja han salvado la vida de un paciente.

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