El Correo de Burgos

Transformar vidas: innovación y salud para personas con síndrome de Down

Rodrigo Cubillo lidera un proyecto pionero que combina actividad física y hábitos saludables para mejorar la vida de personas con síndrome de Down / Esta iniciativa busca fomentar su autonomía y bienestar emocional, integrando tecnología y creatividad

En el centro, Roberto Cubillo, impulsor del proyecto.

En el centro, Rodrigo Cubillo, impulsor del proyecto.SANTI OTERO

Publicado por
María Merino
Burgos

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El bienestar físico y emocional son clave para llevar una vida plena, es algo ampliamente reconocido, pero hay colectivos que, debido a sus características, enfrentan desafíos adicionales para lograrlo. Las personas con síndrome de Down, por ejemplo, son más propensas al sedentarismo y a complicaciones de salud que pueden mermar su calidad de vida. Pero, ¿qué pasaría si existiera una forma de cambiar esta realidad?

Rodrigo Cubillo, Coordinador de la especialidad de Ed. Física en el Máster de Profesorado de la Universidad Isabel I, ha llevado a cabo un innovador proyecto que, mediante un enfoque integral y centrado en la autonomía personal, busca romper con esas barreras.

Este proyecto nace en el año 2020, cuando Cubillo tuvo la oportunidad de trabajar en el Centro Concertado de Educación Especial Estela (CCEE Estela), una experiencia que impactó de manera significativa en su desarrollo profesional, asevera. A partir de esta experiencia, y tras su incorporación a la Universidad Isabel I, en colaboración con el propio centro, inició el diseño de una propuesta de intervención dirigida a su población.

El proyecto se enfoca en personas con síndrome de Down (SD), quienes presentan una tendencia al sedentarismo y a la obesidad, lo que agrava las patologías asociadas a esta condición, tales como la hipotonía, cardiopatías, problemas pulmonares, digestivos, así como alteraciones renales y hematológicas, entre otras. Estas complicaciones no solo impactan su estado de salud, sino que además inciden de forma negativa en aspectos esenciales de su calidad de vida, como el bienestar, la autonomía, la autoestima y el autoconcepto.

Ante este escenario, detectó la necesidad de fomentar hábitos de vida saludables mediante una intervención diseñada bajo un enfoque holístico e interdisciplinar. La propuesta se basa en un enfoque eminentemente competencial, donde el desarrollo de la autonomía del alumnado constituye el eje central. La finalidad de esta intervención es mejorar tanto la condición física como el bienestar emocional y social de las personas con SD, promoviendo una mayor calidad de vida y un mayor nivel de autonomía personal.

Este proyecto se articula en torno a dos ejes principales. El primero se centra en el aumento de la actividad física diaria y se diseñó en torno a la temática de la escalada. Los estudiantes debían sumar sus pasos semanales utilizando una Smart band, con el fin de ascender un avatar por un perfil de montaña que ellos mismos habían creado previamente.

El segundo eje se enfoca en la adquisición e interiorización de hábitos saludables, implementado a través de un sistema de trofeos colectivos e insignias individuales. Los estudiantes enfrentaban distintos retos tanto durante el horario escolar, como «almuerzo saludable» o «recreos activos», como fuera de él, a través de actividades como «finde FIT» o «finde natural». El objetivo era la consolidación de un hábito, es decir, una conducta sostenida en el tiempo y no un hecho aislado. Para ello, se estableció un sistema de niveles (bronce, plata y oro) en función del número de semanas que se mantuviera el reto. Asimismo, se incluyó un sistema de degradación que restaba niveles ante el incumplimiento reiterado, de modo que no solo era necesario alcanzar la insignia de oro, sino mantenerla para no perder el nivel alcanzado.

Además de estos dos ejes principales, se llevaron a cabo diversas actividades complementarias y transdisciplinares. Entre ellas, el desarrollo de la competencia digital a través de un aula virtual, juegos interactivos y una Newsletter digital mensual en la que ellos eran los protagonistas; el uso de lecturas, infografías y vídeos interactivos para favorecer la interiorización de contenidos; la realización de sesiones de cocina saludable; y el fomento de la creatividad mediante la elaboración de un spot divulgativo del proyecto. Finalmente, el proyecto concluyó con una salida conjunta al medio natural.

El trabajo de la competencia digital es especialmente relevante en este proyecto, afirma Cubillo, ya que, en un mundo cada vez más digitalizado, dicha competencia puede ser clave para derribar barreras, en lugar de convertirse en un obstáculo más que afrontar. El proyecto integró un aula virtual que incluyó una variedad de recursos didácticos para promover el aprendizaje autónomo y la interacción con los contenidos.

El aula virtual se estructuró en torno a cinco unidades didácticas que abordaron temas fundamentales como los conceptos básicos de alimentación, productos de temporada, hábitos posturales y de descanso, rutinas activas en el medio natural y la autoconstrucción de materiales. Cada unidad incluía actividades de autoevaluación, lo que permitió al alumnado revisar su propio progreso y consolidar los aprendizajes adquiridos de manera autónoma.

Asimismo, se integraron seis juegos interactivos diseñados para reforzar los contenidos trabajados en clase de manera lúdica. Un ejemplo es el juego «Planeta Insomnio», donde los participantes debían recopilar las «gemas del descanso» para mantener una adecuada higiene del sueño, aplicando los conocimientos previamente adquiridos. Otro ejemplo es la batalla naval «Tocado y hundido: ¿Estás preparado para luchar contra el dolor de espalda?», donde los estudiantes trabajaban sobre los hábitos posturales y el manejo adecuado de cargas.

Además, el aula virtual incluyó cinco vídeos interactivos con preguntas cerradas, dicotómicas y de opción múltiple, para facilitar la interiorización de los contenidos, así como preguntas abiertas para fomentar la reflexión y el debate.

Otro recurso clave fue la Newsletter digital, que sirvió como plataforma para presentar y explicar la «aventura» del proyecto. A lo largo de las distintas ediciones, tanto el alumnado como las familias fueron incorporados a través de entrevistas individuales y colectivas. El hecho de que los estudiantes fueran protagonistas de este periódico digital generó un mayor engagement con el proyecto, promoviendo su implicación activa en el desarrollo y éxito del mismo.

Cubillo explica que el proyecto, desde el comienzo, fue muy bien recibido por el alumnado y sus familias, facilitando enormemente su desarrollo. No obstante, debido al elevado número de elementos integrados en su estructura, uno de los principales desafíos ha sido lograr una articulación coherente de todos los componentes. Además, la implementación del proyecto en el centro educativo ha conllevado una carga adicional de trabajo para el cuerpo docente, lo que ha requerido un esfuerzo significativo por parte del personal involucrado.

Este proyecto ha sido diseñado íntegramente por Cubillo; sin embargo, para su implementación ha contado con la colaboración del Centro de Educación Especial Estela, y, en particular, de dos docentes clave: Cristina Arranz Barcenilla y Álvaro Falagán Figuero.

Cubillo considera que este tipo de proyectos puede ser implementado de manera exitosa en otros grupos poblacionales e incluso aplicarse a la enseñanza de otros contenidos. Más allá de los resultados obtenidos, Cubillo confía en que iniciativas como esta puedan inspirar a otros centros educativos y docentes a adoptar metodologías activas que promuevan un proceso de enseñanza-aprendizaje más dinámico. Estas metodologías, al estar adaptadas a las características específicas del alumnado, permiten responder de manera más efectiva a sus necesidades reales, contribuyendo así a una educación más inclusiva y personalizada

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