ESCÁNDALOS AÉREOS
Otros casos de abusos de aviones oficiales que te harán sentir vergüenza
Mandatarios de España, Francia, Italia y Argentina han empleado ese transporte oficial para evitar atascos, pasar vacaciones con la familia o incluso ir a tomar copas
EN ESPAÑA
1 / El avión que tomó Guerra para evitar los atascos
El Primer gran escándalo de la democracia española por el viaje de un político se produjo en 1988 cuando el entonces vicepresidente Alfonso Guerra tomó un avión Mystére de la Fuerza Aérea para ir del Algarve a Sevilla y eludir los atascos por carretera. Desde entonces ha habido casos de todos los colores.
2 / Los viajes de Monago para ver a su novia
El más reciente, el del presidente de Extremadura, José Antonio Monago, que en su calidad de senador viajó en dos años 32 veces a Canarias, donde residía su novia. Polémicos fueron también la veintena de viajes a Marbella de Carlos Dívar, presidente del Poder Judicial, entre noviembre del 2008 y marzo del 2012. Un escándalo que acabó con su dimisión.
3 / Solchaga y Transmediterránea
Para el argot de políticos y periodistas ha quedado la expresión gratis total, en referencia a la consideración que para la compañía Transmediterránea (entonces pública) mereció el viaje de ida y vuelta en barco a Palma de Mallorca de Carlos Solchaga, exministro de Economía, su mujer y sus dos hijos.
4 / Los negocios de Marta Ferrusola
Tampoco Catalunya se ha salvado de las polémicas por los viajes. Nunca estuvo clara, por ejemplo, la presencia de Marta Ferrusola en viajes al extranjero del president Pujol, que ella aprovechaba para negocios privados.
EN FRANCIA
1 / Volar de Washington a París para ir de copas
Manuel Valls no es el único que ha vivido una galerna por aparcar la ética antes de subir a un avión oficial. Cuando era secretario de Estado de Ultramar, en el 2008, el actual alcalde de Niza, Christian Estrosi, cogió un Falcon 900 para ir tomar unas copas con un grupo de veteranos ‘sarkozystas’ en el Elíseo. Como estaba en Washington, la broma salió por 138.000 euros y se saldó con una excusa.
2 / Avión para evitar 90 minutos de tren
Dos años más tarde, el primer ministro François Fillon prefería el Falcon 7X para llegar rápidamente los fines de semana a Solesnes, una localidad del Loira salpicada de abadías benedictinas a 1 hora y 20 minutos en tren de París. La factura se calculó en su momento en unos 27.000 euros. Pero lo que más se le recuerda a Fillon estos días es el Falcon 900 en el que voló a Egipto para pasar el fin de año del 2010 invitado por Hosni Mubarak. Tras la bronca, pagó el billete al precio de una tarifa comercial.
3 / 116.000 euros para ir a Martinica
Cuando era secretario de Estado de Cooperación en el 2010, Alain Joyandet, también se pilló los dedos en un Falcon 7X que usó para volar a Martinica y asistir a una conferencia sobre Haití. Si lo hubiera hecho en un vuelo comercial no se habría gastado 116.500 euros. Eso ocurría en marzo. Cuatro meses más tarde, dimitió.
EN ITALIA
1 / Escala en Florencia para recoger a la familia
El portal de presidencia publica la lista de todos los vuelos realizados a cuenta del Estado, aunque no ilustra la cantidad e identidad de los pasajeros, a excepción del ministro u otro cargo para el que el vuelo se ha predispuesto. El último caso que ha generado ruido ocurrió en diciembre, cuando Matteo Renzi se subió a un Falcon del Estado para dirigirse al Valle de Aosta. El avión paró antes en Florencia para recoger a su esposa y dos hijos y pasar con ellos un fin de semana en la nieve. El Movimiento 5 Estrellas de Beppe Grillo ha presentado un alegato en el Tribunal de Cuentas por supuesto despilfarro.
2 / Bailarinas a bordo con Berlusconi
El primer caso celébre sobre el uso de los aviones de Estado ocurrió en 1986, cuando el entonces primer ministro, Bettino Craxi, viajó a China con el avión en overbooking. Desde entonces ha sido un ir y venir de normas para regular el tráfico aéreo oficial. Con Romano Prodi se redujeron drásticamente los vuelos y con Berlusconi volvió la manga ancha. Berlusconi usaba los aviones oficiales para fines de semana y vacaciones en sus mansiones de Cerdeña y se llevaba a bailarinas, su cantante personal y numerosos invitados. La fiscalía de Roma le investigó, pero un tribunal archivó el caso.
EN ARGENTINA
Carlos Menem fue el único presidente argentino que hizo uso de su condición de jefe de Estado para asistir a una Copa del Mundo. Ocurrió en el Mundial de Italia de 1990. Argentina había padecido una hiperinflación y se estaba incubando otra. El presidente peronista viajó a Italia con la excusa de entregarle a Diego Maradona el título honorario de Embajador Deportivo del Gobierno. Menem quería entonces asociar a la imagen de Maradona a la de su Gobierno pero, además, y dada su condición de amante del fútbol, estar presente en la inauguración del Mundial. Argentina, que había ganado el de México, abrió el certamen con Camerún, que ganó por 1-0. Desde entonces, se dijo que Menem traía «mala suerte». Y eso fue lo que más molesto: el uso del avión presidencial para asuntos privados se convirtieron, no obstante, en una costumbre al punto de que fue un tema de la campaña electoral de 1999. Los argentinos, dijo Fernando de la Rúa, ganador de esos comicios, merecían un mandatario que no tuviera hábitos de sultán. La actual presidenta, Cristina Fernández, se acordó de lo que ocurrió con Menem antes de la final contra Alemania en Brasil y decidió quedarse en Buenos Aires.