LA CARRERA HACIA LA CASA BLANCA
Fiorina sobresale en un debate republicano dominado por los ataques a Trump
La única mujer entre los aspirantes conservadores roba el protagonismo al magnate inmobiliario
Hay pocos lugares más apropiados para poner a prueba una parrilla de candidatos republicanos liderada por un empresario excéntrico y un neurocirujano devoto sin experiencia política que la Biblioteca Presidencial Reagan, aquel actor de segunda que acabó convertido en el presidente más reverenciado por la América conservadora. Donald Trump y Ben Carson han estado discretos esta madrugada durante un debate de algo más de tres horas en el que ha sobresalido la única mujer que competía junto a 10 hombres. Carly Fiorina habla con enorme fluidez, derrocha criterio e intimida como un general. Ha sido junto a Marco Rubio lo más destacado de la noche.Seis semanas después del primer debate televisado entre los aspirantes republicanos a la presidencia de Estados Unidos, la cita se planteaba como una oportunidad para los pesos pesados que han ido deshilachándose en las encuestas y para ese furgón de cola que nunca repuntó, todos ellos incapaces de robar minutos al 'circo Trump'. El magnate inmibiliario, con un apoyo en las encuestas que supera el 30%, era el indiscutible rival a batir, y hacia él han ido dirigidos los ataques de Jeb Bush, Scott Walker o Rand Paul. Todo se puso en la bandeja de la trituradora: su personalidad, su sentido común, su conocimiento de la política exterior.A una pregunta del moderador Jacke Tapper, Paul ha advertido de lo peligroso que sería dejar a Trump a cargo del botón nuclear. "Ataca a la gente en base a su apariencia, bajos, altos, gordos, feos. ¿Qué estamos en el instituto?", le ha espetado el candidato libertario. Walker ha perdido todo el fuelle que se le presuponía y también ha disparado a dar: "No necesitamos un aprendiz en la Casa Blanca, ya tenemos uno", ha dicho en alusión al 'reality' que presentaba Trump. Pero quizás el cambio más notorio respecto al primer debate se ha visto en Bush, que ha sido objeto recurrente de las mofas del neoyorkino durante el verano.Su respaldo en los sondeos ha caído por debajo del 10% y esta pasada noche ha tratado de mostrarse agresivo y con iniciativa, cualidades que casan mal con su falta de denuedo y carisma. Bush ha acusado a Trump de utilizar su dinero para intentar conseguir licencias para un casino en Florida, actuando así como esos intereses especiales que tan a menudo critica. Y ha tratado sin éxito que pidiera perdón a su mujer después de que el empresario sugiriera que Bush es débil en inmigración porque su mujer es mexicana.
TRUMP, SIN PUDOR
Trump ha salido airoso de varios envites, echando mano de sus tablas televisivas y de esa falta de pudor que le lleva a decir lo primero que se le pasa por la cabeza. "Tienes más energía esta noche, me gusta eso", le ha soltado a Bush con sorna. "Nunca he atacado su apariencia y eso que tiene material más que suficiente para hacerlo", ha replicado ante la andanada de Paul. Con la que no ha podido es con Fiorina. Preguntada por las recientes declaraciones de Trump, en las que este dijo que "con esa cara" no puede ser presidenta, la exconsejera delegada de Hewlett Packard ha afirmado: "Creo que las mujeres de todo el país han escuchado con claridad lo que dijo el señor Trump". Ovación cerrada y respuesta patosa de 'The Donald': "Creo que tiene una cara hermosa y es una mujer hermosa".La duración del debate, más de tres horas, y los 11 candidatos a los que se ha dado la palabra en horario de máxima audiencia ha desafiado cualquier dosis razonable de interés por la política. Se ha hablado mucho de política exterior, desde el envío de armamento ruso a Siria, pasando por el Estado Islámico, el acuerdo con Irán o los refugiados, pero también de todo lo demás. La legalización de la marihuana, el cambio climático, las vacunas, la inmigración o las clínicas reproductivas a las que los republicanos quieren dejar sin financiación porque practican abortos. El interés de los moderadores de la CNN por explotar las rencillas entre los candidatos no ha ayudado a que las ideas dominaran el debate.
REPUNTE DE FIORINA Y RUBIO
Los centristas John Kasich y Chris Christie se han quejado de esa dinámica infantiloide. Los dos han estado bien, aunque lejos de una Fiorina llamada a escalar en las encuestas y de un Marco Rubio que ha demostrado dominio en política exterior pese a la lamentable broma de mal gusto con la que arrancó el debate: "Soy consciente de la sequía que hay en California, así que me he traído mi propia agua", dijo enseñando una botella de plástico ante el mutismo del público californiano.La demócrata Hillary Clinton ha sido diana recurrente de los ataques. Y respecto al mundo, casi todos han demostrado ser muy poco amigos de la diplomacia y del multilateralismo. Paul y Kasich han sido las excepciones. Ted Cruz y Mike Huckabee, los más conservadores, se han referido al acuerdo con Irán con tono apocalíptico, llegando a describirlo como una amenaza "para la civilización occidental". Y Bush ha patinado --o mentido, según se mire-- cuando ha defendido la presidencia de su hermano afirmando que "nos mantuvo seguros" frente al terrorismo. (El 11-S se produjo durante su mandato).La gran noticia del debate ha sido que Trump ha moderado su egocentrismo y no ha monopolizado la conversación. Pero nadie debería enterrarlo. A más de cuatro meses de que empiece a votarse en las primarias, lidera con comodidad. Antes del debate le sacaba 10 puntos de ventaja a Carson y 23 a Bush.