El Correo de Burgos

VIOLENCIA EN NORTEAMÉRICA

La narcoguerra ha hundido a México

El combate contra el crimen organizado cumple nueve años con docenas de miles de muertos y desaparecidos, cárteles renovados y delincuencia rampante

Publicado por
TONI CANO
Burgos

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Para “construir un México más justo, seguro y en paz”, un día como hoy de hace nueve años el entonces flamante presidente, Felipe Calderón, del conservador Partido Acción Nacional (PAN), declaró “la guerra” a los cárteles de la droga. La tele aún lo parodia con aquel uniforme de capitán general que se puso tras el “éxito” del despliegue militar y le venía grande. A su lado, su hijito también vestía uniforme; quizá era el único que estaba realmente a su lado. Calderón declaró una guerra impensada, contra un enemigo etéreo que tenía permeado el Estado desde años atrás.Tiempo después afirmó que él nunca habló de guerra. Pero la hemeroteca recontó las 70 veces que usó ese término. Ya ibanmuchos muertos. Las pintadas callejeras se burlaban del presidente como dipsómano y Calderón se caía de su bici en el plácido parque que envuelve la residencia presidencial de Los Pinos. Las detenciones se recreaban en montajes televisivos. Hasta el punto de llevar a una francesa, Florence Cassez, y su novio a un rancho para televisar como eran detenidos al tiempo que liberados los que tenían secuestrados.La narcoguerra era una espiral. Decenas de miles de muertos, muchos en los tiroteos, muchos de formas atroces. Miles de desaparecidos, centenares de fosas. Las cabezas rodaban por las calles, colgaban el domingo del árbol de la plaza, junto al kiosco. Los cárteles mostraron su poder, barrieron a los malandrines y se apoderaron de todas las ramas de la delincuencia, incluso las multiplicaron. Hasta el extremo de extorsionar a la población con el llamado ‘derecho de suelo’, o de vida: “Plata o plomo”. Cerraron miles de empresas, los ricos emigraron al norte del río Bravo. Los secuestros se extendían a todo nivel, hasta en los arrabales o las aldeas.La tele mostraba el despliegue militar, presumía las detenciones de todo tipo de malcarados a los que llamaba por sus alias. FelipeCalderón blasonaba por doquier de cómo iba ganando su ”lucha” contra el crimen organizado. Pero perdió desde la primera batalla, en su natal Michoacán, estado que dejó sumido en un marasmo de violencia y violaciones.Así, tras 12 años de pobre ‘transición democrática’, el PAN tendía al Partido Revolucionario Institucional (PRI) una alfombra rojacamino a la residencia presidencial de Los Pinos. Por ella desfilaba el gobernador guaperas Enrique Peña en boda con la actriz de culebrones conocida como La Gaviota. La mayoría votaría por él: solo el PRI, que el siglo pasado lo controlaba todo y tenía el monopolio de la violencia, podía parar esta locura de la guerra. Todos tenían a alguien de la familia muerto, desparecido, secuestrado. Las llamadas de extorsión, las amenazas, el miedo.Ganaron Enrique Peña, el PRI, Televisa. Todo cambió radicalmente. En la tele. No más muertos, no más alias, no más militares; la guerra desapareció de los telediarios, los informativos de 24 horas y los diarios. Tocado desde que el colega Jacobo García le preguntó en plena feria del libro de Guadalajara (FIL) por los tres libros que lo marcaron, Peña pagó millones por seguir mejorando su oratoria; por ejemplo, en un taller de dicción de cuatro días en el Claustro de Sor Juana. Hizo varias de las reformas pendientes –la mayoría, mal-, vendió el ‘mexican moment’ y puso en oferta lo que queda del país.No paró la guerra ni atenuó la violencia ni frenó la espiral. Las matanzas seguían, los pocos atrevidos –sacerdotes, poetas con hijos asesinados- clamaban que México era una gran fosa común de caminos ensangrentados, que los secuestros, los asesinatos, las extorsiones y, enfrente, los abusos militares, las desapariciones forzadas, los ‘efectos colaterales’ seguían rampantes, creciendo. La ‘historia’ perdió el interés internacional.Pero las pantallas se rompen con una pedrada. La imagen del presidente se desmoronó cuando el mundo supo que 43 estudiantes de Magisterio desaparecieron detenidos a manos de policías que eran sicarios tras horas de ataques a tiros, seis muertos y 50 heridos por las calles de Iguala, en Guerrero, hace un año y tres meses. Y a lo largo de este tiempo asistió, dolorido y asombrado, a la muestra más flagrante de cómo funciona en México la justicia, de lo que vale acá la verdad.Como guinda, se escapó de la cárcel más segura el mayor trofeo de guerra, Joaquín ‘el Chapo’ Guzmán. A mitad de su mandato, Enrique Peña, bate marcas de desaprobación. Sumido aún en una confrontación que ha dejado ya más de 150.000 muertos y al menos 25.000 desaparecidos, el país produce el doble de marihuana y cinco veces más opiáceos que antes, trafica mucha más cocaína y ha multiplicado los laboratorios de drogas de diseño. Loscárteles se han renovado y han extendido sus territorios y las ramas del crimen. La narcoguerra ha hundido a México.

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