CRISIS ECONÓMICA EN ARGENTINA
Macri enfrenta en la calle y el Parlamento su dura reforma de las pensiones
El presidente argentino no logra que la Cámara apruebe su controvertido proyecto en medio de protestas y disturbios en la calle. El fantasma de la crisis del 2001, cuando se implantó el corralito, sale inesperadamente a escena
Menos de dos meses después de su victoria electoral, y con una aceptación superior al 40%, el presidente argentino, Mauricio Macri, enfrenta en la calle y el Congreso una tormenta política que lo obliga a detener su marcha forzada hacia una economía neoliberal.La reforma del sistema de pensiones debía ser aprobada en la cámara de Diputados el jueves, pero la sesión tuvo que ser levantada por insultos y agresiones entre los propios parlamentarios, en una jornada con gases lacrimógenos en las calles, vehículos con chorros de agua que escupieron a diestra y siniestra, piedrazos y legisladores y fotógrafos heridos por balas de goma de las fuerzas de seguridad.Las imágenes hicieron recordar a otro diciembre negro, el de 2011. Las diferencias son importantes: 16 años atrás el presidente Fernando de la Rúa debió abandonar el Gobierno después de que los argentinos protestaran por la implantación del corralito bancario. La represión causó 33 muertos. En las últimas horas se registraron 41 detenidos. Lo que une a los dos diciembres tiene que ver con la economía. De la Rúa se subió a un helicóptero porque no pudo reducir un 13% las pensiones y los salarios para enfrentar los pagos de la deuda externa sin devaluar. El actual Gobierno de la coalición de centro derecha Cambiemos devaluó un 40% apenas llegó al poder, hace dos años. Pero se ha endeudado a pasos agigantados y ya no se encuentra en condiciones de financiar el gasto público sin un ajuste profundo. La reforma previsional, con rebajas del mismo 13% que De la Rúa quiso implementar, y en medio de una inflación que no baja del 20%, ha sido rechazada por el sindicalismo, sectores de la Iglesia Católica, la izquierda y el kirchnerismo.El primer traspié
Cambiemos no pudo conseguir el quorum para aprobar la ley porque sectores del peronismo que habían comprometido su voto favorable decidieron en el último momento, y frente a la presión de la calle, dar la espalda a Macri. El Gobierno intentará volver a la carga la semana que viene. Para Joaquín Morales Solá, columnista del diario 'La Nación', el presidente, "le guste o no", tuvo el "primer traspié importante", entre otras razones por la "sublevación cristinista". La figura de la expresidenta y actual senadora, Cristina Fernández de Kirchner, volvió a ser agitada como la de un verdadero demonio. "Las derrotas siempre duelen pero duelen mucho más cuando cortan una racha de victorias", sostuvo 'Clarín' y consideró que "el corazón" del traspié "está en la endeble justificación del cambio de la reforma jubilatoria". Macri estuvo a punto de promulgarla por decreto pero intuyó que era lo mismo que apagar un incendio con gasolina.Para Ernesto Tenembaum, columnista del influyente portal Infobae, el tratamiento de la reforma empieza a adquirir una dinámica que, "si no se encarrila a tiempo, podrá marcar a fuego el destino de un Gobierno" que obtuvo un 40% de los votos en los comicios de octubre. "Una gran minoría, pero una minoría al fin". El periodista Luís Majul ha captado la complejidad del momento: si Macri no reduce el déficit fiscal "se viene una crisis peor que la del 2001".La cuestión de la deuda
Argentina tiene déficit comercial por onceavo mes consecutivo (unos 6.100 millones de dólares). No entran en el país divisas genuinas ni llegan las inversiones prometidas. El Gobierno se financia con deuda externa. Para reducir el endeudamiento y pagar hay que recortar el gasto fiscal. La reforrma el sistema de previsión es imprescindible. Además se aumentó por segunda vez las tarifas de los servicios públicos.Desde diciembre del 2015, los títulos de deuda externa en moneda extranjera aumentaron en 110.648 millones de dólares. El 75% de ese nuevo pasivo ha servido en la práctica para financiar la fuga de capitales.Argentina, con sus 13,5 millones de pobres, se ha convertido otra vez en una plaza para los negocios financieros de rédito inmediato: se compran dólares, luego títulos a corto plazo (los Lebacs, con rendimientos de casi el 30%) en pesos argentinos y más tarde se vuelve a comprar divisa norteamericana con enormes ganancias que salen del país.