Tragedia en México
La explosión de una toma de gasolina en México se ha cobrado ya 73 víctimas
Las familiares de víctimas lidian con la desesperación para identificar a sus allegados
Los familiares de las víctimas de la explosión en una toma clandestina de gasolina en México, que suma ya 73 muertos y 75 heridos, siguen agolpadas en la zona cero, desesperados y a la espera de identificar a sus allegados. Pero cada vez causan menos alboroto, se están acostumbrando al silencio y a una información dosificada y esquiva mientras conviven con la angustia en un ambiente hostil.En el lugar del suceso, en una de las entradas al pueblo de Tlahuelilpan, en el céntrico estado de Hidalgo, un tenue olor a gasolina se hace evidente en un terreno arrasado por el fuego, con zapatos calcinados, camisas manchadas de sangre o incluso piel humana sobre la tierra. En medio de este desolador escenario, las autoridades tratan de sacar los cuerpos que quedan.Mientras esperan, los familiares tienen dos opciones: mirar inertes cómo el personal del Ejército y la Policía Federal excava en una gigantesca zanja o ir de hospital en hospital a ver si, por suerte, uno de sus seres queridos está vivo. "Nos dicen en un hospital, vamos a ese, nos dicen en otro y vamos a ese y tampoco. Nos traen de hospital en hospital y no fluye la información correctamente", cuenta Silvia Trejo, una mujer que espera hallar a su sobrino y que no duerme desde hace casi 24 horas.Para trasladarse de un centro a otro, según cuentan Silvia y otras personas allí presentes, las autoridades no ofrecen transporte, por lo que deben movilizarse por sus propios medios. Suele ser algún vecino del municipio de Tlahuelilpan u otro familiar el que se ofrece a llevarlos, ya que "hay familias que no tienen medio de transporte". A los que ya han ido al hospital lo único que les queda es esperar, aunque "la información no fluye correctamente".PRUEBAS DE ADNPor su parte, Efrén Hidalgo, un hombre que espera encontrar el cuerpo de uno de sus hijos, cuenta a Efe que en la mañana del sábado fue llevado por un amigo al ministerio público de Mixquiahuala a rellenar los formularios correspondientes y a que le tomasen "pruebas de ADN para identificar el cadáver".Mientras esperan, personas del municipio ofrecen comida y agua para hacer un poco más liviana la espera. También personal de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) se encuentra en el lugar tomando datos a los allí presentes con el fin de, si encuentran a alguno de sus familiares en un hospital, notificárselo. "Yo tengo la esperanza de que esté vivo en algún hospital", comenta Silvia, quien reconoce sentirse "desesperada por no tener noticias".Lo ocurrido la noche de ayer lo recuerda con claridad, con la imagen de su sobrino corriendo a por combustible después de que este saliera de uno de los ductos de combustible de la empresa estatal, Petróleos Mexicanos (Pemex), minutos antes de la explosión. También rememora el momento en el que llegaron las llamas y la gente rompió a correr casi desnuda por la hierba con el cuerpo ardiendo. Esta es la peor imagen que recuerda la mujer, junto a la de los cuerpos calcinados y el olor a carne quemada. "Me ha entristecido cómo la gente corría sin ropa con el cuerpo quemado, era impresionante ver eso", reconoce afectada.PÉRDIDAS POR EL ROBO DE GASOLINASegún fuentes oficiales, en 2018 las pérdidas por el robo de gasolina llegaron a 65.000 millones de pesos (unos 3.400 millones de dólares). Este combate con la problemática ha ocasionado desabastecimiento de gasolina en el país a raíz de que el presidente, Andrés Manuel López Obrador, cambió el método de transporte de combustible, cerrando ductos y trasportando el hidrocarburo con camiones cisterna. Esto ha provocado escasez de gasolina desde inicios de año en 10 estados del país, entre los cuales se encuentra Hidalgo. Los encargados de robar y vender de manera ilegal el combustible de los ductos son los llamados huachicoleros.