El Correo de Burgos

ENOLOGÍA

Freixenet otea Rueda

El gigante del Cava ultima una operación para adquirir una bodega en Rueda, donde elabora desde hace una década.Su primera incursión en Castilla yLeón cristalizó en 1999 con la compra de la ribereña Valdubón

Pedro Bonet, miembro del consejo de administración del grupo vitivinícola, brinda con una copa con Carla Goyanes, elegida reina del cava Freixenet 2010 en San Sadurní d’Anoia.-

Pedro Bonet, miembro del consejo de administración del grupo vitivinícola, brinda con una copa con Carla Goyanes, elegida reina del cava Freixenet 2010 en San Sadurní d’Anoia.-

Publicado por
F. LÁZARO
Burgos

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El ‘rey del Cava’ ultima la compra de una bodega en Rueda que le permita consolidar la producción que, desde hace una década y en instalaciones no propias, desarrolla elGrupoFreixenet en esta denominación de origen, desde donde comercializa 700.000 botellas de su Fray Germán, en versión verdejo –la mayoría– y sauvignon blanc.«Estamos en ello y creo que la operación va por buen camino, pero no está cerrada. En principio se materializará este año; supongo que todo irá bien, pero todavía hay cosas que concretar; estas operaciones no se hacen de hoy para mañana», señalóPedro Bonet Ferrer, miembro del consejo de administración y director de Publicidad y Comunicación del grupo, quien agregó que la compra incluye, además de la bodega, la compra de más de cien hectáreas de viñedo. «Ya elaboramos bastante botellas enRueda y por, lo tanto, para nosotros tener una bodega en esta denominación es importante. Es una de las líneas de producto que nos funciona muy bien, con una buena distribución en España, donde está el 90% de la cuota de mercado de nuestros Ruedas», señaló Bonet Ferrer.«El grupo tiene una política que consiste en que, cuando va a una zona, primero empieza llevando nuestro enólogo, que conoce la zona, llegamos a algún acuerdo con alguna bodega para que haga el producto que nosotros queremos y como queremos, y de alguna forma ponemos allí un pie postizo, porque no es nuestro pero hacemos el vino. Luego vemos como evoluciona y, si todo funciona correctamente, entonces ya se busca algo sólido y estructurado para quedarte allí», agregó.El GrupoFreixenet llegó a Castilla y León en 1999, cuando adquirió la mayoría del accionariado de la bodega Valdubón, ubicada en Milagros (Burgos), en la Ribera del Duero. La bodega había sido fundada dos años antes –lanzó su primera cosecha en 1997– y contaba con 40 hectáreas de viñedo propiedad de uno de los diez socios que impulsaron la elaboradora.Las inversiones en esta bodega han sido constantes y su capacidad productiva se ha incrementado sustancialmente hasta convertirse en una de las bodegas de referencia del grupo, elaborando una amplia gama de vinos que incluye desde un cosecha hasta el reserva y el Honoris, un coupage de tempranillo con un 8% de merlot y un 6% de cabernet sauvignon que se ha convertido en uno de los estándares de la calidad de la casa. Pedro Bonet lo reconoce sin tapujos. «Me atrevería a decir que en este momento Honoris es probablemente el mejor tinto del grupo. Es espectacular, un vino que tiene una evolución en botella que cada día se muestra muy fresco, muy redondo y, sobre todo, tiene mucha personalidad; es un vino que casi lo reconoces sin dudarlo en una cata a ciegas», señala, para asegurar a renglón seguido que toda la gama de la bodega ribereña es muy buena.El miembro del consejo de administración de este grupo familiar agrega que «Valdubón es para nosotros una de las bodegas favoritas. El vino es genial, la verdad es que el vino de la Ribera del Duero es fenomenal, y estamos muy contentos de cómo ha ido evolucionando cualitativamente, a parte de que la bodega se ha consolidado. Y ahora es realmente una de las bodegas sólidas en cuanto a volumen, en cuanto a calidad y en cuanto a rentabilidad, las tres cosas», aseguró. «Metimos el pie en una bodeguita y ahora es una bodega en la que todo ha ido muy bien», añadió.Creador de las burbujas. Pedro Bonet fue el creador de las burbujas Freixenet, la campaña publicitaria más exitosa de la historia reciente en España. El artífice recuerda que surgió en una comida de trabajo con Nestor Luján y Luis Betónica, entre otros. El segundo identificó la burbuja como elemento distintivo y en ese momento Luján se subió a una silla y gesticuló diciendo: «Yo soy la burbuja». Al día siguiente la agencia ya había hilado la campaña, que se lanzó en 1972 con carácter pedagógico en sus primeros años.El gran salto tuvo lugar en 1976, con la transición, cuando nació la burbuja festiva que fue un éxito. Y en 1977 surgió la idea de contar con una ‘reina de las burbujas’. «Y nos pusimos a soñar y se lo propusimos a Liza Minelli, que acababa de lanzar ‘Cabaret’, y nos dijo que sí. Y ahí empezó la historia, con una figura y ya llevamos 41 años», recuerda Bonet. Los mejores recuerdos los guarda de Gene Kelly (1981), Shirley McLaine (83), Paul Newman (89) o los tenores españoles Plácido Domingo (84) y Josep Carreras (88). Y los que menos –no por el resultado, sino por las relaciones personales– fueron los de Sharon Stone (92), Meg Ryan (97) o Pierce Brosman (94).Destaca la profesionalidad y capacidad de improvisar de actores como Newman, que en un momento de la grabación cogió una botella de Carta Nevada y con el arco de un violín hizo como su tocase una pieza, y está especialmente orgulloso del cortometraje La clave reserva, que dirigió para la marca Martin Scorsese, que incluye en su filmografía oficial y que es la campaña con más premios de la publicidad española.La compañía celebró en 2014 el 100 aniversario de la aparición de su primera botella de cava, un periodo en el que la firma se ha convertido en la primera firma vitivinícola española, la mayor elaboradora de cava y la número uno del mundo en la elaboración de espumosos con denominación de origen. En cifras, el GrupoFreixenet agrupa hoy a 23 bodegas localizadas en siete países de tres continentes.80% de exportación. Aunque elaboran todo tipo de vinos, el espumoso elaborado con el método tradicional es el que domina su producción, con más de 100 millones de botellas que representan un 65% del total de su volumen –el resto son vinos tranquilos– y del que se exporta el 80% (sólo un mercado europeo, el alemán, adquiere 40 millones de botellas). Pero, aunque el Cava domina dentro de los espumosos, el grupo también elabora champagne –Henri Abelé– y sparkling wine (vino espumante) en California, México y Argentina.En materia de vinos tranquilos, la mayoría de la producción se concentra en su filial francesa Yvon Mau, que adquirió en 2001 y que comercializa actualmente en torno a 30 millones de botellas. ElGrupoFreixenet tiene una facturación de 530 millones de euros, vende en 140 países y emplea a 1.912 personas, según su último balance.Apesar de las cifras, el grupo mantiene el carácter familiar con el que se inició, aunque tienen una oferta de compra del grupo vinícola alemán Henkell &CO sobre la mesa. Su historia es bonita. Francesc Sala Ferrés fundó en 1861 la Casa Sala, que se convirtió en la primera marca exportadora de SantSadurní.Su hijo, Joan Sala Tubella, continuó con el negocio familiar hasta que en 1911 su hija, Dolors Sala Vivé, se casa con Pere Ferrer Bosch, un viticultor propietario de la finca la Freixeneda.La pareja maneja por completo todos los resortes de los negocios familiares y forman un tándem único:ella, enóloga, se ocupaba de la elaboración;y él, comerciante, se encargaba de la distribución. Esta unión fructificó en 1914 con el nacimiento del primer cava, al que denominaron Freixenet, que era como llamaban a Pere por el nombre de su finca. La pareja apostó desde el primer momento por la elaboración de un vino espumoso natural, siguiendo el método tradicional de elaboración de Champaña (Francia).Ferrer fue un adelantado a su tiempo. Viajaba continuamente a Barcelona para vender su producto, hacía anuncios publicitarios e inauguró una oficina comercial en 1935 en Nueva Jersey para exportar a EEUU, estrategia que siguió con los principales países consumidores como Gran Bretaña, Suiza, Bélgica... Sólo habían pasado 22 años desde que en 1914 se lanzara al mercado la primera botella con su marca y Freixenet se había consolidado como una bodega de referencia. Pero la Guerra Civil truncó la expansión. En 1936 Pedro Ferrer es fusilado por la facción anarquista y Juan, su hijo mayor, también desaparece.Freixenet es colectivizada durante la guerra, tras la cual Dolores y Pilar, su hija mayor, retoman la gestión de la bodega casi empezando de cero y con un negocio que producía un artículo casi de lujo en los años de postguerra. En esta época –1941– la bodega lanzó Carta Nevada, uno de sus cavas más exitosos. Los avatares de la empresa fueron complicados hasta que en los años cincuenta José Ferrer, el pequeño de la familia, se pone al frente del negocio. Junto con su hermana Lola modernizan instalaciones y comienzan de nuevo a construir un futuro exitoso. En 1959 asume la dirección general del grupo –hoy es su presidente de honor– y comienza a transformarlo en la multinacional que es hoy.José Luis Bonet –hijo de Pilar y actual presidente desde 1999– se incorpora a la compañía en los años 60 y forma conFerrer un tándem único hasta convertir a esta empresa en un gigante del vino.

«Creo que podemos estar muy satisfechos de la evolución que ha tenido el grupo en los últimos 40 o 50 años, porque de ser una empresa familiar pequeña hemos conseguido hacer una pequeña multinacional familiar presente en todo el mundo y que es una referencia en algunos de esos vinos como es el caso del Cava», indicó Bonet, que considera que todavía queda mucho por hacer con el cava y se mostró especialmente ilusionado con el próximo nacimiento del ‘Cava de paraje calificado’, la nueva categoría de los cavas de finca.A nivel global, considera que queda mucho camino por recorrer. «España es el primer viñedo del mundo pero hemos sido, y todavía somos, vendedores a granel. Hay un camino por andar infinito y lo que hace falta es creérselo y, en vez de ir a lo fácil, que es producir y vender granel, hay que elaborar bien, embotellar, hacer marca, crear futuro y un valor añadido para repartir», asegura.Y cuenta el ejemplo de su casa. «Freixenet modernizó el cava, amplió la gama, se internacionalizó, incorporó la tecnología más adecuada para la producción y, sobre todo, incorporó la figura del enólogo. Ya no es como en tiempos de mi abuela, que era enóloga práctica: la incorporación de un enólogo profesional ha dado estabilidad a la elaboración, le ha dado nivel y, sobre todo, le ha dado creatividad. Por que si no el vino es un mundo muy conservador y sería siempre lo mismo», concluyó.

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