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FUENTESPINA (RIBERA DEL DUERO)

Esencia del Duero por el mundo

Esta bodega es una de las mayores elaboradoras de Ribera del Duero y suma decenas de reconocimientos para sus vinos viajeros:el 30% de su producción se exporta

Ana Isabel Gómez y FernandoVegas, responsables de este grupo bodeguero, en la sala de catas de la bodega burgalesa de Fuentespina.-I. M.

Publicado por
FERNANDO LÁZARO
Burgos

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Avelino Vegas dejó, desde que era casi un niño, que volase su pasión por el vino.Y este sueño le llevó, en 1950, a levantar, junto a su mujer, Isabel Arranz, una bodega en el municipio segoviano de Santiuste de San Juan Bautista, centrada desde su nacimiento en la elaboración de vinos de mesa, actividad que amplió en los setenta con la producción de zumos de uva (mostos).Los comienzos no fueron fáciles: elaborar y vender vino en la España de la postguerra no era una tarea sencilla, lo que no impidió que la empresa fuera creciendo y, en la década de los sesenta, cuando vinificó el primer verdejo de Rueda (año 1964), se tuviesen que ampliar las instalaciones e incorporar depósitos de hormigón y una pequeña embotelladora de dos grifos. Todo un hito para esa época.En la década de los setenta del siglo pasado, la sociedad apostó por la elaboración de mosto de uva –todavía mantienen cierta producción– que fue creciendo hasta convertirse en la segunda en comercialización de esta bebida en España.Pero la verdadera apuesta de la familia siempre han sido los vinos de calidad. Por ello, el grupo impulsó en 1988 su producción en de la denominación de origenRueda, donde elaboran más de 3,5 millones de botellas. La apuesta por esta denominación de origen fraguó definitivamente en 2008, cuando la familia levantó una nueva bodega en tiempo récord en Santiuste de San JuanBautista, la localidad segoviana donde el patriarca comenzó el negocio, con capacidad para procesar hasta seis millones de kilos de uva.Esta elaboradora se nutre del fruto de 600 hectáreas de viñedo controlado, la mayoría modernas plantaciones pero también con 150 hectáreas de pequeños viticultores que cultivan sus cepas en vaso y con las que la bodega elabora, entre otras, una de sus referencias señeras:Circe, un verdejo con gran personalidad y carácter y cuyop nombre rinde homenaje a la hija del sol en la mitología griega.Expansión. En 1983, el grupo familiar comienza a trabajar en la entonces recién nacida denominación de origen Ribera delDuero (se aprobó oficialmente un año antes), estableciendo una relación fructífera que se consolidó una década después –1994– con la compra de las instalaciones de la Cooperativa de la Santísima Trinidad, fundada en el año 1963 en Fuentespina (Burgos), y que entonces contaba con capacidad para elaborar hasta un millón de litros de vino en depósitos de hormigón.La bodega ribereña de Avelino Vegas mantiene hoy la grandeza de las dimensiones de la antigua instalación cooperativa pero adaptada al sigloVeintiuno: todo el sistema de elaboración y crianza ha recibido cuantiosas inversiones hasta el punto de hacer la bodega original irreconocible, aunque mantiene zonas con el adn de la bodega prigimenia, creando espacios únicos como salas de crianza y elaboración con techos con más de doce metros de altura.Con la compra de Fuentespina no sólo se adquirieron las instalaciones, que han sido ampliadas de forma notable: la operación incluyó acuerdos para la compra de la uva con la que los cien socios cooperativistas proveían a la bodega.Son 365 hectáreas de viñedo (muchos hincados entre 1917 y 1945) que fueron desde el inicio –y siguen siendo hoy– uno de los puntales de un proyecto que no ha dejado de crecer y de conquistar nuevos mercados.365 hectáreas de viña. En total, la firma mantiene acuerdos que conllevan la compra de un millón de kilos de uva en Fuentespina, que se suman a otros 500.000 en Milagros y cantidades menores en otros pueblos del entorno hasta sumar los entre 3,5 y 4 millones de kilos de uva que la bodega –bautizada comoFuentespina en honor a la localidad en la que se asienta– elabora cada añada.A pesar de este elevado volumen, la bodega está diseñada para sacar el máximo provecho a la uva y a la gran proporción de viñedo viejo con la que trabajan. Para ello, han dividido su mapa vitícola en siete tipos de viña (pagos viejos, calidad extra, T1, T2... y así hasta llegar a otros varietales distintos al tempranillo), que se reciben en dos tolvas y se vinifican por separado en función de cuál vaya a ser su destino: joven, crianza, reserva, selección o su exclusivo ‘F de Fuentespina’, vinificado a partir de una selección de los viñedos más antiguos de Ribera del Duero y criado en roble europeo procedente de forestas del Cáucaso, Allier y Nevers.Un gran vino delDuero –está embotellado en una réplica de las botellas originales de Borgoña sopladas en 1859 y lacradas a mano como se hacía entonces– que sólo se elabora en añadas excepcionales y que en su edición de 2009 muestra un perfil repleto de personalidad, muy mineral, con una nariz profunda, balsámica, destellos de tierra negra mojada, muy mineral, toque de sílex y pólvora y recuerdos de chocolate amargo con menta. Un vino de terruño que en boca presenta un tanino denso y enérgico y mucha concentración. Tiene potencia y frescura y tendrá muy buena evolución en el futuro.El ‘F de Fuentespina’ es la joya de la corona, pero la bodega elabora una amplia gama de vinos que lucen la vitola de una excelente relación calidad precio y que se presentan ajenos a las modas con una doble vitola: una línea de presentaciones más conservadoras que entronca con su historia pero que convive desde hace dos años con una gama más actual, tanto en las presentaciones como en las elaboraciones.Renovación de los vinos. La marca lleva veinte años en el mercado y desde hace dos está variando el rumbo de su filosofía de elaboración, cambiando los aires más clásicos para instalarse en vinos modernos y elegantes, muy placenteros. El primer paso para este nuevo reto se ha dado en el viñedo, con una selección importante en el campo, por terruños y edad de las cepas:las que tienen más de 80 años se destinan para elaborar ‘F de Fuentespina’;las de más de 50 años van para el Fuentespina Selección, y para Fuentespina 7 se apuesta por majuelos más jóvenes, con producción limitada y bajos rendimientos.La renovación ha continuado con los vinos, tanto en su imagen como en su concepto: más modernos centrados en la elegancia y en reivindicar el origen de sus cepas. Dentro de esta filosofía se sitúan acciones como la que la bodega protagonizó en noviembre, cuando junto con el diseñador Ulises Mérida creó una edición especial en botella magnum del vino Fuentespina, firmada por el afamado modisto y vestida con lino y envuelta en cintas en tonos morados. Una acción con la que la bodega busca mostrar las sinergias entre moda y enología.La crianza se realiza en barricas de roble americano para los vinos más jóvenes, americano y francés para los crianzas y sólo forestas europeas para los de alta gama, que complementan la permanencia en barrica con otra larga estancia en el botellero de la bodega para que estén en su momento óptimo de consumo cuando comience su distribución.Y ésta es mundial: desde que en el año 1999 exportaron la primera botella, el capítulo internacional no ha dejado de crecer hasta sumar más del 30% de su producción –llegaron a contar incluso con la primera oficina comercial abierta por una bodega de la Comunidad enEstados Unidos–, lo que supone alrededor de 2,4 millones de botellas de los 8 que embotella el grupo.El trabajo de esta familia del vino no ha pasado inadvertido: desde hace dos años, Avelino Vegas forma parte de las ‘100 mejores bodegas del mundo’, según un ranking elaborado por la Asociación Mundial de Periodistas yEscritores de Vino.Sin hacer ruido, han ido poco a poco conquistando nuevos mercados y ganando numerosos premios, el último en el Concurso Mundial de Bruselas en forma de GranMedalla de Oro para el Fuentespina Selección 2013, que acababa de lograr un oro en el Monde Selection...