MIS FAVORITOS: CASA PEPE'S (PALENCIA) / MARIANO HARO
Un todoterreno también en la mesa
Quizá porque se ha pasado media vida corriendo, cuando sienta a la mesa le gusta reposar, disfrutar del momento y sobre todo charlar. Nos vemos en Casa Pepe’s, el restaurante que Mariano Haro ha elegido para echar la vista atrás a sus paradas gastronómicas. Le gusta fre-cuentar este sitio porque conoce a Alberto y a José Luis de toda la vida, y porque sirven un lechazo asado, unas mollejas y unas setas de cardo a la plancha «para chuparse los dedos».Para José Luis y Alberto siempre es un placer tenerle entre sus clientes: «hemos sido fans suyos desde que corría en La Balastera», asegura Alberto. Desde antes de que este deportista, de origen humilde, se convirtiera en el atleta palentino más laureado de todos los tiempos.Conocido en su faceta deportiva como «el león de Becerril», Mariano Haro es un hombre sencillo. «Un buen cliente», dice Alberto. «Y buena persona, que es más importante. Una persona sana, ecológica, diría yo», añade. Un hombre de la tierra al que le gusta comer cosas de la tierra... y de todo, vaya donde vaya», apostilla.Quizás porque nació en el año 40, en plena postguerra y entonces no había mucho de nada y no se desperdiciaba nada de nada. Y un hombre de campo, que siempre ha vivido en Becerril de Campos, su pueblo de toda la vida, en contacto con la naturaleza. Tanto que se entrenó corriendo detrás de las perdices y los conejos que después su madre cambiaba a la panadera por el pan de cada día. «He corrido toda la vida. Por eso cuando empecé a correr en serio ya tenía una predisposición natural, como los etíopes», asegura. Eso ocurrió en 1959 cuando, con 19 años corrió su primera carrera en Palencia, y casi sin querer, ganó. Y ya no lo dejó hasta 1980, cuando una lesión en la rodilla le obligó a retirarse del atletismo.En medio, cuatro medallas de plata obtenidas en otros tantos mundiales, un diploma olímpico en Munich, una medalla de oro de la Real Orden al Mérito Deportivo y 27 títulos de Campeón de España que le han llevado por medio mundo. «He corrido en 64 países», asegura. Y siempre «comiendo de todo», sin caprichos, porque «los fondistas siempre hemos sido gente a la que le gustaba todo». Por eso siempre fue un todoterreno, sobre la pista y sobre la mesa. Eso sí, reconoce que nunca fue capaz de probar algunas cosas, como las culebras que servían en Taiwán y en Hong Kong. «Y eso que bien pensado mucho no podían diferir de las ancas de rana de León que están exquisitas», bromea.Sí recuerda la primera vez que probó el caviar, el que le traían los atletas rusos y que vendía en España «a la gente pudiente» al doble de precio, para sacarse el extra que entonces no tenía el atletismo. «Entre Javier Álvarez Salgado y yo teníamos la comercialización del caviar de los rusos», bromea. «Y aunque lo probé, a mí nunca me acabó de convencer su sabor». Porque ‘el león de Becerril’ siempre ha preferido los platos de los pueblos, el cocido con su morcilla y su chorizo, y el lechazo churro que cría un ganadero de Becerril y que lleva a asar en horno de leña al panadero de Villalumbroso. Las chuletillas asadas son «una delicia» asegura, aunque reconoce que para él, la mejor parte del lechazo son sin duda las manillas, «un manjar de dioses, hasta en lo pegajosos que dejan los dedos».Porque si algo tiene bien claro es que en Castilla y León y en Palencia hay productos muy buenos y se come estupendamente. En La Traserilla, donde Miguel, que es «un internacional» lo hace todo bien, o en La Tasca donde le gusta chatear de vez en cuando. Y si va a Aguilar de Campoo nunca deja de pasar por El Cortés, por la amistad que siempre tuvo con Ángel, y en Saldaña, por El Bodegón, «donde ponen la mejor cecina, el mejor chorizo al vino y unos callos de maravilla», y en Cervera de Pisuerga, por el Parador Fuentes Carrionas. En Villasirga le gustaba frecuentar el Mesón de los Templarios, sobre todo cuando estaba Pablo Payo. Incluso llevó allí a comer al mismísimo Fraga Iribarne «cuando venía a alguna cacería» y necesitaba a los mejores ojeadores de la zona, título que Mariano compartía con su padre y Dionisio.En aquella época estaba en la élite del atletismo, corriendo y viajando por medio mundo, poniendo Becerril y Palencia en el mapa y arrastrando a muchos periodistas deportivos a esta provincia que se descubrió entonces a los ojos de José María García, Tico Medina, Miguel Ors o José María Íñigo.Hasta Mercedes Milá visitó Becerril cuando todavía no era el pueblo más bonito de España. Estaba tan en la élite que llegó a entrenar al Príncipe Felipe «cuando tenía 14 años y ya levantaba más que yo».Después siguió haciendo grande el nombre de Palencia cuando se retiró del atletismo y decidió compaginar vida política y empresa, creando una fábrica de ropa deportiva y tomando las riendas de su pueblo durante los 24 años que fue alcalde de Becerril. Echando la vista atrás reconoce que el atletismo y la empresa siempre le dejaron mejor sabor de boca que la política, convencido como está hoy, a sus 76 años, de que el corazón de un deportista es incompatible con los mandatos políticos.Hoy, ya jubilado, disfruta desgranando esta historia plagada de nombres y méritos. Pero sobre todo disfruta de su pueblo, de su campo y de su huerto, aprovechando, como ha hecho siempre, todo lo que le da la tierra, hortalizas, setas, caracoles o cangrejos, que guisa con tomate o al ajillo. Porque además de todo, Mariano Haro es «el cocinillas de la casa», aunque la cocinera habitual sea Mari Carmen, su mujer, y el cocinero profesional, su hijo José Antonio.SUS FAVORITOSCasa Pepe’s. Av. Manuel Rivera, 16. Palencia. T. 979 100 650La Traserilla. C/San Marcos, 12. Palencia. T. 979 745 421La Tasca. C/ Colón, 44. Palencia. T. 979 740 591El Cortés. C/Puente, 39. 34800 Aguilar de Campoo (Palencia). T. 979 123 055Parador de Fuentes Carrionas. Ctra. de Resoba, Km 2,5. 34840 Cervera de Pisuerga (Palencia).T. 979 870 075El Bodegón. Plaza Marqués de la Valdavia, 3. 34100 Saldaña (Palencia). T. 979 890 135
Los Templarios. Plaza Mayor, s/n. 34449 Villalcázar de Sirga (Palencia). T. 979 888 022