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Mensaje en una botella

Lo que comenzó como un sueño de juventud se ha convertido en una bodega boutique de carácter familiar en la que se exprime el potencial del tempranillo de altura de Pesquera de Duero

Carmen Mieres y Alberto Manchón en uno de sus viñedos, situado en el páramo de Pesquera de Duero.-I. M.

Publicado por
F. LÁZARO
Burgos

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Los sueños están para cumplirlos. Y lo que comenzó como el anhelo de un joven enamorado de Francia ha acabado con el paso de los años transformándose en una pequeña bodega boutique que exprime el potencial del tempranillo de los pagos altos de Ribera del Duero.Alberto Manchón comenzó muy pronto a viajar a Francia. Al principio, sólo para hacer turismo. Y luego se fue contagiando de la cultura vitivinícola y gastronómica del país vecino. Y tomó conciencia de las excepcionales condiciones de esta tierra para elaborar grandes vinos. Con el paso de los años, Manchón y su mujer, Carmen Mieres, comenzaron a escudriñar cada palmo de Ribera en busca de su terruño perfecto. El espíritu de los vignerons franceses se fue impregnando poco a poco en esta pareja, que tras otear innumerables pagos se decantó por Pesquera para dar vida a su sueño. En el año 2000 la familia localizó la tierra que buscaba en los páramos de esta localidad vallisoletana, dos parcelas situadas en la carretera a Villafuerte de Esgueva, en el pago conocido comoEl Monte, un terreno pobre situado a 900 metros de altitud y a unos cinco kilómetros del núcleo urbano.Tras preparar la tierra y reducir a pequeños cantos los enormes bloques de piedra que fueron saliendo, la plantación se inició dos años más tarde, apostando por un clon poco productivo y un marco de plantación más intenso de lo habitual, con una separación de 1,10 metros entre cada cepa para favorecer una mayor competencia entre las plantas y que las raíces profundicen más.

Con la máxima de que el vino empieza en la viña, miman el campo para lograr una uva de máxima calidad con operaciones como quitar algo de hoja tras la floración –en la zona protegida del sol– ya que, según apunta Alberto Manchón, un estudio de la Universidad de La Rioja sostiene que así se produce una uva más pequeña y de mayor calidad. «Lo que hacemos es ir sumando detalles; no hay estudios que avalen que la suma de pequeños actos en todo el proceso sea determinante para la calidad, pero seguro que influye», señalan a pie de una viña cuidada como un jardín.En 2011, la familia vinificó por primera vez el fruto de su viña en unas instalaciones alquiladas (las primeras cosechas de uva las vendieron a otras bodegas de la zona) y el resultado les convenció. «Había calidad, lo que siempre habíamos buscado», recuerdan confirmando la corazonada que les llevó hasta Pesquera de Duero, la localidad con más bodegas de Ribera delDuero.

Y comenzó la siguiente fase: buscar un sitio donde poder edificar la bodega. Y localizaron una antigua nave de carpintería a las afueras de Pesquera, pero todavía dentro del núcleo urbano, que poco a poco comenzaron a transformar en una pequeña bodega boutique, con una limpieza impecable y panelada con aislante para lograr unas condiciones óptimas para la elaboración.

El interior se dividió en tres zonas: en la más grande se ubicaron seis depósitos de 12.000 litros de acero inoxidable y en la contigua se habilitó la sala de barricas, con una ventana que conecta directamente con una pequeña zona social y de catas.La añada de estreno oficial fue la de 2014, transformando 25.000 kilos de uva que se convirtieron, tras una crianza de seis meses (la primera partida, las siguientes estuvieron 8 meses y el resto 12) en barricas de roble francés –40% nuevo y 60% de dos años–, en 47PSQR, la original denominación comercial con la que lo bautizaron.

El vino, que salió al mercado en octubre de 2015, supuso el cumplimiento de un sueño, el que llevaba acariciando Alberto desde que con 19 años comenzó a viajar a Francia y se quedase prendado de su cultura vitivinícola.El nombre del vino combina la formación matemática de Manchón con el 47 (que además fideliza su origen vallisoletano) con un homenaje al acrónimo del imperio romano ‘SPQR’ (senatus populus que romanus, algo así como senado y pueblo romano) pero transformándolo en PSQR y con una tipografía similar, las consonantes de Pesquera, en un doble honor al origen de la uva y del vino.

La bodega mantuvo las 25.000 botellas de producción en 2015 y la previsión pasa por doblarla esta añada, mientras que la familia de vinos se incrementará con un crianza que, a diferencia del roble, realiza maloláctica en barrica.El 47PSQR 2014 llama la atención por la frescura y equilibrio de un Ribera con personalidad. Se presenta como la síntesis de un tinto ambicioso y un vino atr activamente comercial: profundo, elegante y con un tacto fluido. Presenta menos músculo que concentración y nervio. Y el crianza, todavía no comercializado, muestra hechuras de un gran vino. Santé.