Savia segoviana y burgalesa en el Duero
Honorio Arroyo es un viticultor segoviano de Valdehornos. Sus uvas van todos los años a la misma tolva y la misma bodega de 150 socios, que, junto a él, son propietarios de la empresa fundada como cooperativa en la añada del 62 y conocida desde entonces en la ribera como La Milagrosa. Pero nunca imaginó Honorio que iba a entrar con mascarilla en su bodega cooperativa, en la que preside el consejo rector desde 2015.Algo nuevo que, sin embargo, no ha ralentizado ni las prácticas culturales en las viñas ni la actividad diaria de la bodega, donde se continúa vendiendo vinos de calidad a los viajeros. Pero esta situación, que ha frenado los ingresos, ha obligado a la cooperativa a un cambio de estrategia. Y es aquí donde entra Álvaro Sotillos, responsable de la gestión y dirección de la bodega desde hace casi 20 años.Licenciado en Químicas, lo que le sitúa en un primer plano en el medio enológico, su labor principal es administrar y gestionar los recursos de los dueños de la bodega y afrontar nuevos retos que consoliden los mercados. A lo largo de estas dos décadas de trabajo, Álvaro ha liderado cambios de mentalidad, inversiones tecnológicas, ampliaciones y renovación de viñedos con nuevas plantaciones e impulsado criterios en la imagen de los vinos. Lo último, obligado por el efecto de la pandemia, ha sido la puesta en marcha de la tienda online. Por el momento, tendrá que esperar la inversión prevista para un nuevo espacio de venta y degustación abierto al público. La bodega cooperativa La Milagrosa, ubicada en el término municipal de Milagros, se construyó en un emplazamiento ideal, hoy compartido con una generosa oferta hostelera en el entorno de la estación de servicio, en una salida a la autovía. Sin duda, un acierto de los fundadores. Álvaro es consciente de su cometido: incrementar la venta de vinos de calidad, dar salida al millón de litros que produce y, en especial, a las 250.000 botellas amparadas por la DO Ribera del Duero, de las que un 30% se destinan a la exportación.La aceptación de unos vinos con magnífica relación calidad precio es otro gran acierto que, en cierta medida, se debe al criterio enológico seguido por Rebeca Palomo y Esther Gómez, enólogas curtidas en años de trabajo en el Duero. Ellas logran los parámetros de calidad en todas las series de vinos y controlan y supervisan desde las prácticas culturales en las viñas a la vendimia y los procesos de fermentación y crianza en la bodega.En este campo es clave la efectividad y veteranía de Gustavo Gil del Cura, el bodeguero. Lleva 24 años en la casa, es de Milagros y su familia está vinculada a la cooperativa. La serie más popular es la de los tintos y rosados jóvenes y robles Milcampos, nombre que alude a un paraje del término de Milagros. Allí se encuentra el 30% de las 210 hectáreas de viña de la bodega y algunos viticultores aseguran que por estos pagos paseaba el pintor Vela Zanetti. Esther y Rebeca no solo han diseñado vinos jóvenes que salen al mercado en franjas de precio entre 4 y 6 euros con todos los atributos sensoriales del Duero.También han definido los tintos especiales “top” Tallar y Escondido con más tiempo de envejecimiento en barrica y de zonas y uvas seleccionadas. Unos tintos selectivos de Ribera, que no superan los 25 euros. Todo ello sustentado por las viñas de los socios, en las que encontramos vasos de 50 años de media, espalderas de 30 años de media y algún majuelo centenario, según algunos viticultores.Su parcela vitícola y sus 50 años de historia son el aval de esta cooperativa moderna unido al perfil segoviano burgalés que otorga el terruño de sus viñas en Milagros, Valdehornos, Pardilla, Montejo de la Vega de la Serrezuela, Moradillo de Roa, Fuentenebro, Torregalindo y Honrubia, entre otros. DIRECCIÓN: Ctra. Madrid-Irún Km. 147 Milagros (Burgos).
TELÉFONO: 947 548 026.
WEB: www.bodegalamilagrosa.com