El Correo de Burgos

CULTIVO

Una campaña de patata con precio

El sector prevé un escenario «tranquilo» con buenas expectativas de mercado y una superficie de entorno a las 20.000 hectáreas / La climatología marca un año con menos producción en el que se reitera la importancia de «arrancar a tiempo»

Juan Antonio Ortega, Mariano Blanco y Juan Carlos Prieto, agricultores de San Miguel del Pino (Valladolid), en su parcela situada en una zona patatera tradicional de Castilla y León.-M.C.

Juan Antonio Ortega, Mariano Blanco y Juan Carlos Prieto, agricultores de San Miguel del Pino (Valladolid), en su parcela situada en una zona patatera tradicional de Castilla y León.-M.C.

Publicado por
MARISOL CALLEJA
Burgos

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En poco más de un mes comenzarán los primeros arranques de patata en Castilla y León en las zonas más tempranas de la Vega del Duero de Valladolid, Salamanca y el entorno de Medina del Campo. La climatología ha favorecido una siembra escalonada en la región que el sector confía se traduzca también en buenas perspectivas y precios para el productor.Así lo cree la vicepresidenta de la Asociación de Operadores de Patata en Origen de Castilla y León, Asopocyl, y presidenta de la Interprofesional, Yolanda Medina, que aboga por un equilibrio entre la oferta y la demanda.Las siembras están prácticamente al 100% en la Comunidad, aunque es cierto que en el norte se han acumulado retrasos de aproximadamente un mes debido a las lluvias y a la humedad del terreno. De hecho, contrastan en la región las parcelas recien sembradas con aquellas en las que ya se puede ver la patata en plena maduración.Las labores no han sido idóneas y eso puede afectar a los rendimiento de esta campaña». Eso es lo que opina Alberto Duque, de la Alianza UPA-COAG, quién insiste en que en muchos casos no se ha podido preparar bien el terreno.De cualquier forma, las previsiones en el sectos son «optimistas» a tenor del desarrollo de la campaña en el sur. Allí, las heladas han afectado a la producción que, en algunas zonas, se ha visto mermada. Un factor que, según Jesús Carrión, responsable de patata de Urcacyl, se une a la demanda externa desde países como Alemania y Francia donde hay una «mala cosecha» y escasez de patata temprana. De esta forma, los precios de Andalucía y Murcia «vienen bien», según las cooperativas, y se sitúan en torno a los 40-45 céntimos el kilo, el doble de los que había el año pasado en estas fechas. Se espera, por tanto, una campaña «tranquila», en palabras de Guillermo Ruiz, de la UCC, y un inicio del arranque en Castilla y León con precios altos.Organizaciones agrarias y operadores fían una superficie este año en torno a las 20.000 hectáreas en Castilla y León, por encima de las 18.827 registradas en 2015. Desde Asopocyl constatan, en este sentido, que se ha producido un último «repunte» de siembra, lo que ha provocado que se «acaben las existencias de semilla en Holanda». De esta forma, prefieren esperar a los datos definitivos de la PAC.Las provincias de Valladolid y Salamanca, con más de 9.000 hectáreas en total, acumularon en 2015 la mitad de la superficie cultivada en Castilla y León, seguidas de Burgos y Segovia, con más de 2.000, León y Ávila, con valores superiores a las mil hectáreas. En la parte baja del ranking están Palencia y Zamora, en torno al millar de hectáreas cada una y Soria con menos de quinientas sembradas.Los precios ruinosos de 2014 redujeron las siembras la pasada campaña en un sector consciente de que «hay que trabajar a cinco años», debido a la volatilidad del mercado. Así lo explica Mariano Blanco, agricultor de San Miguel del Pino (Valladolid), una zona de mucha tradición patatera, donde los arranques van a comenzar en menos de un mes. En estas parcelas la planta cubre ya el suelo y las patatas están en plena maduración. Habrá patata en el mes de julio y también previsiblemente demanda y presiones para arrancar, por eso, se pide prudencia.Mariano lleva toda la vida sembrando patatas, al igual que Juan Carlos Prieto y Juan Antonio Ortega, agricultores de este municipio vallisoletano, que comparten tareas en «momentos de apuro». Los tres reconocen los cambios que ha experimentado el sector de la patata en los últimos años en relación a los sistemas de cultivo o las variedades. «Ahora la recolección es a mano y las variedades cambian cada seis u ocho años, hay que evolucionar», según apuntan los más veteranos del sector.Estos agricultores se muestran optimistas en torno a la siembra escalonada de este año, y su posible repercusión en los precios. «El patatero profesional debe trabajar a demanda». Este es el reto para estos productores que apoyan la reciente constitución de la Interprofesional de la patata en Castilla y León, una herramienta legal pendiente de su reconocimiento como Asociación.Organizaciones agrarias y operadores han firmado ya el acta fundacional de este nuevo instrumento que pretende regular el mercado, y esperan ahora el aval del sector para comenzar a funcionar. La presidenta de la Interprofesional tiene claro que hasta que el sector no se mentalice de que «mercado y campo deben ir de la mano», el futuro de la patata «no va a despegar».Tanto Juan Carlos como Mariano y Juan Antonio han otorgado ya su apoyo a la Interprofesional. Y lo han hecho ratificando la candidatura única integrada por las organizaciones agrarias con representatividad en la Comunidad, a través de la carta incluida en el Boletín de la Patata de este año.El número de adhesiones está siendo mayoritario, según las Opas. Un apoyo en el que confían sector productor y comercializador para alcanzar el reconocimiento necesario que suponga la puesta en marcha de la Interprofesional en los próximos meses.Por el momento, todas las miradas se dirigen ahora a una campaña que apunta buenas maneras y que llega a Castilla y León de cara al arranque con buen precio, aunque también seguramente con rendimientos más bajos debido a la climatología. En el año 2015 la producción sufrió ya un ligero descenso respecto a la campaña anterior y se situó en las 828.913 toneladas.Preocupan las altas temperaturas de estos días. En el caso de las parcelas recien sembradas y, por tanto, en plena nascencia, el calor puede «adelantar» el cultivo y supondrá también «empezar con más gastos».En cuanto a la demanda y las presiones externas, se desconoce aún la repercusión que puedan tener las recientes inundaciones en Francia y la evolución del cultivo en aquel país. «Es pronto todavía, aunque si las condiciones climatológicas adversas persisten en el tiempo podría afectar a la campaña». De cualquier forma, el sector insiste en la importancia de que el consumidor esté informado cuando acude a los lineales de los supermercados. «No ocurre en ningún país que en plena producción de patata nueva de España, esté entrando producto del año anterior de otros países, como sucede aquí» y denuncian desde Asopocyl.Se apuesta por un arranque escalonado a partir de mediados del mes de julio, aunque es posible que septiembre y principios de octubre concentre una superficie significativa que se ha sembrado a la vez. En este sentido, las organizaciones piden «prudencia» y «arrancar a tiempo» para que haya precio.Es cierto también que, como apuntan desde Asopocyl, «el agricultor sabe perfectamente cuando la patata está en óptimas condiciones según demanda el mercado». Es importante mantener la tranquilidad ya que, aseguran, «no consigues nada por correr». En este sentido, Mariano Blanco tiene claro que Castilla y León «no lo tiene mal para abastecer el mercado durante siete u ocho meses». Afirma, de hecho, que «es relativamente fácil» si se es paciente.Este patatero coincide con sus compañeros de parcela en que la patata es un cultivo «rentable», a pesar de las dificultades. Destaca, eso sí, los gastos acometidos, que cifra en unos seis mil euros por hectárea. Entre los tres cultivan cerca de sesenta hectáreas en San Miguel, una superficie que mantienen cada año.Lo que sí lamentan es el descenso en el consumo de patata en fresco, muy pronunciado en Castilla y León respecto a otras comunidades españolas como Galicia.Mariano, Juan Carlos y Juan Antonio apuestan por campañas de concienciación de cara al consumidor final. «El etiquetado no es claro, la letra grande se la lleva el envasado frente a la indicación sobre el origen del producto». Una labor que se pretende realizar desde la Interprofesional que tratará de regular el mercado, mejorar su transparencia y promocionar las producciones.

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