PERFIL
«Para mí es un orgullo ser ganadera»
Beni Villar, natural de Benegiles, afirma que sus ovejas son su «vida» / Trabaja con su hermano César, la otra ‘pata’ de la explotación, y su apoyo
Las ovejas son su trabajo y su «vida», asegura Beni Villar, ganadera zamorana, natural de Benegiles, y vinculada a este oficio desde niña. No siempre ha estado a cargo de la explotación, al menos, no en primera línea, aunque la ganadería ha sido siempre su pasión.Recuerda como un «infierno» su paso por el internado en Zamora, y como una «liberación» después su vuelta al pueblo con doce años, cuando pasó a ayudar a sus hermanos en la remolacha. Su familia siempre ha tenido vacas y ovejas, además de agricultura. Se puede decir que llevan el campo y la ganadería metida en el cuerpo generación tras generación.Beni siempre tuvo claro lo que quería hacer, aunque las circunstancias de la vida la alejaron inicialmente de su pueblo. Incluso estuvo trabajando en Valladolid hasta que decidió finalmente apoyar a su hermano César y ocuparse con él de la explotación familiar. Un hecho que coincidió con la jubilación de su padre que les dejó la ganadería.César, el menor de los cuatro hermanos Villar, era el encargado de ordeñar a mano, mientras Beni, al igual que muchas mujeres de la época, trabajaba «en la sombra». Así lo quiere constatar esta ganadera que defiende con «orgullo» su oficio, y que lamenta que la mujer no haya tenido en todo momento el protagonismo «que merece» en el sector agrario.En su caso, alude a la «burocracia» como una de las razones que impidió esa visibilidad. La realidad es que su hermano se dio de alta como ganadero y Beni no pasó a un primer plano hasta el año 2005, cuando crearon la nueva sociedad. Le gusta decir que fue en 1996 cuando empezó a ser ganadera «de verdad». Y es que fue en ese momento cuando automatizaron las instalaciones y la máquina de ordeño llegó a la explotación. Una decisión que supuso para esta ganadera zamorana un antes y un después.Beni y César empezaron con 90 ovejas y ahora cuentan con más de 800, con las mejores producciones, aunque han llegado a tener más de mil animales. En ello, aseguran, ha tenido mucho que ver su incorporación a la cooperativa zamorana ‘Campo de Las Avutardas’, integrada en ‘El Consorcio’. Hasta ese momento pensaban que su ovejas eran «regulares». El cambio de manejo y alimentación, asesorados por la sociedad, supuso, según Beni, «doblar las producciones».Su explotación de Benegiles ha crecido exponencialmente y ha mejorado gracias a unas inversiones que son «continuas». Así lo destaca Beni, quien lamenta, en este caso, la situación del mercado actual. «El ovino siempre ha estado en crisis», denuncia. Ahora se ven arrastrados por la situación del vacuno de leche, agravada tras el final de las cuotas lácteas.Los precios han bajado en el último año alrededor de 30-40 pesetas, según esta ganadera que pone de manifiesto que apenas llevaban año y medio de «cierta estabilidad» en el sector. Las perspectivas en enero de 2016 eran que el precio de la leche de ovino no bajara como el año pasado, aunque la realidad es que las malas noticias se han confirmado. En este sentido, Beni agradece el papel de ‘El Consorcio’, logrando que la leche no baje «aún más». Una situación que llevaría a la «ruina» a muchos ganaderos que verían comprometida su rentabilidad.El único dato positivo en estos momentos es, según esta ganadera zamoran, el precio de las materias primas. «El forraje está muy barato, al igual que el cereal y la paja», argumentos que contraponen al mercado lácteo.A pesar de esta situación y de las dificultades que afronta el sector, Beni nunca ha dudado sobre su permanencia en el oficio. Un trabajo que lo es todo para ella, junto a su familia. «Me dedico a la ganadería en cuerpo y alma».Una labor dura que arranca temprano todos los días, y que no tiene descanso. César y Beni se apoyan mutuamente en la granja. Beni madruga para ordeñar, tarea que repite con la ayuda de un trabajador dos veces al día, mientras su hermano prepara la alimentación del ganado y se encarga mayoritariamente de la parte agrícola.Cuentan con 300 ovejas en producción de las que obtienen unos 1.300 litros de leche cada dos días, que es cuando se la recogen en el pueblo. En plena producción, es decir, en los meses de febrero, marzo y abril tiene ovejas que llegan a dar siete litros diarios de leche, lo que da muestra de la eficiencia de la granja y del trabajo realizado en todo este tiempo para mejorar las producciones y ganar en rentabilidad.Las ovejas de Beni están estabuladas, aunque también sacan al campo a aquellas que no producen. Esta ganadera habla con pasión de su trabajo. Solo lamenta «la falta de relevo», en el campo, y en concreto en la ganadería, especialmente notable en los últimos años.Es más, tiene claro que tras César y ella, no quedará nadie que se haga cargo de la explotación. Un hecho que le apena y al que prefiere «no dar vueltas» en este momento. Beni reconoce que es realmente «difícil» empezar con una explotación. «Antes nos ayudaba la administración, había dinero, ahora no», concluye apenada y consciente de la situación que atraviesa el sector agrario.Y es que quien quiera incorporarse al sector necesita un número de animales importante, terreno, y «mucho dinero». Por eso Beni concluye tajante: «o te cede tu familia la explotación, o es imposible incorporarse».Mientras llega o no el relevo, Beni tiene 53 años y su hermano 48, ambos siguen trabajando sin parar y «haciendo cuentas», especialmente ahora con la crisis de precios. A principios de año contaban con un trabajador a mayores en la granja del que tuvieron que desprenderse debido a la situación actual.La crisis no impide que Beni se muestre «orgullosa» en todo momento de ser ganadera, un oficio «duro», especialmente «para una mujer», según sus palabras. Aún así, tiene claro que «no lo dejaría por nada, ni por amor», señala convencida y con cierto humor. «Me aporta felicidad» y eso para esta ganadera es lo más importante en este momento de dificultad.De hecho, tiene claro que si volviera a empezar y tuviera que definir su proyecto de vida, el oficio elegido volvería a ser la ganadería. Con sus ovejas es «feliz». «Ellas son mi familia», asegura.