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CULTIVOS

INEA ensaya mijo ecológico

La finca de la Escuela Universitaria de Ingeniería Agrícola, ubicada en Valladolid, tiene en marcha varios proyectos de investigación, entre ellos, el cultivo de este cereal para consumo humano

Juan Luis Fradejas y Abel Barrios en los campos de mijo ecológico y trigo de la finca de INEA-M. C.

Publicado por
M. CALLEJA
Burgos

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El INEA lleva ya cincuenta años trabajando y apostando por otra forma de hacer las cosas, más allá de la agricultura tradicional. Su reto es producir de una forma «menos agresiva y más equilibrada», es decir, desarrollar una agricultura que respete el medio ambiente y que tiene mucho que ver con los preceptos que defiende la nueva PAC.Este es el espíritu que traslada a su formación y a los ensayos que desarrolla todas las campañas en su finca ecológica, buscando un solo objetivo: «lograr que los cultivos que experimentan sean viables en producción ecológica». De esta forma, Juan Luis Fradejas, técnico de INEA, insiste en que cada año introducen nuevas apuestas, aún conscientes de las dificultades y del escaso conocimiento que hay sobre ellas.Es es caso del mijo ecológico, una denominación que abarca varias especies de cereales y que la FAO considera « el séptimo cereal más importante del mundo». Según sus datos, más del 95% de la superficie sembrada de mijo en el mundo se encuentra principalmente en África y Asia.

La experiencia de INEA es la primera en ecológico en Castilla y León. Existe alguna otra prueba en convencional, según Fradejas, con «buenos» resultados. De ahí que el ensayo de este año y que se cosechará en el mes de septiembre sea todo un «reto».Hay demanda de producción, por eso, el INEA apuesta por diversificar. Empujados por una harinera de Valladolid y, según Fradejas, ante «la demanda del cultivo destinado a consumo humano, por ejemplo, galletas», se han animado este campaña a probar.Se trata de una primera experiencia para determinar si el cultivo es «viable» en ecológico y si la harinera puede hacer uso de este producto. Fradejas y Abel Barrios, responsable de los proyectos de investigacion de INEA, destacan en este caso los «errores» cometidos esta campaña.Barrios insiste en que la fecha de siembra es «crucial», por eso, cree que se equivocaron adelantando la siembra sin «haber hecho antes una purga de malas hierbas». A pesar de todo, la experiencia ha servido, según este profesor de Fitotecnia, para comprobar que el mijo «compite muy bien con las malas hierbas» y que con el desarrollo del cultivo, éstas se han quedado abajo. Algo que les ha sorprendido.La semilla, libre de organismos genéticos modificados y destinada a la investigación, les llegó a través de una empresa de Barcelona, ya que de otra forma no habrían obtenido la autorización, al no haber semilla de mijo en ecológico. El objetivo es sacar su propia semilla si el cultivo va bien este año. Para ello tendran que espera aún dos meses más y ver los resultados de la cosecha.El mijo lucha contra las malas hierbas, emplea el agua de forma eficiente y se desarrolla en suelos no demasiado ricos, como expresa el profesor Barrios. «Necesita calor y muchas horas de luz» indican desde el INEA, donde destacan su «rusticidad». Y es que se cultiva, según la FAO, en condiciones extremas. Tiene un fuerte sistema radicular y es de ciclo corto ya que se siembra en abril.El cultivo del mijo es todavía en estos momentos «un proyecto por definir», y cuya evolución marcarán los resultados de este año. De este cereal existen variedades de grano de diferente color con distintas características. Y se suele consumir como un cereal como el trigo o la cebada, aunque también se utiliza como pienso para animales, en concreto para pájaros, como señalan los técnicos de la Escuela Universitaria.El mijo se presenta como una nueva alternativa de cultivo dentro de la obligada diversificación como pueda ser el caso de la quinoa, también sembrada en las fincas de INEA, aunque con «malos» resultados este año. Un hecho que no mina el interés de los ténicos por este pseudocerea al que conceden «mucha potencialidad».El INEA trabaja actualmente con otros ensayos en relación a determinados cultivos como el trigo ecológico. En este caso, se han realizado varias pruebas con distintas fechas de siembra para ver cómo se comporta el cereal con las mismas características de dosis de siembra, suelo y clima. Al mismo tiempo, los técnicos comprueban cómo compite con las malas hierbas y observan el porcentaje de proteína final.Otro de los proyectos llevados a cabo está relacionado con el compostaje con microbiología, es decir, el objetivo es compostar estiércol de oveja de forma más eficiente, «mejorando propiedades físicas y químicas en el proceso y disminuyendo olores». Para ello, se ha introducido el compost en un huerto ecológico y estudiado el comportamiento del suelo y de las plantas. INEA ensaya también la fertilización orgánica con micorrizas y estudia el comportamiento de enfermedades como la roya amarilla o la septoria en trigo.Investigación por la que apuesta aún «echando en falta» el apoyo de la administración autonómica que, aseguran, es «nulo». En este sentido, reclaman financiación para estos proyectos que apuestan por la agricultura ecológica, así como mayor coordinación entre los diferentes institutos que operan en la comunidad.