EMPRESA
Un negocio sostenible con vocación ética y formativa
Su entrada en el tablero de juego marcó un antes y un después en la Ribera del Duero. Adrada Ecológica se implantó en 2001 para demostrar que otra gestión de los viñedos, sostenible y sin químicos, era posible. El tiempo ha dado la razón a Jesús Lázaro y Maite Perera, precursores de un proyecto que desde el principio se vio obligado a luchar contra viento y marea.La recuperación de viñas viejas de entre 70 y 100 años de antigüedad en Pardilla, Fuentenebro y Moradillo de Roa supuso el aprovechamiento de una herencia que quizá no arroje cuantiosas producciones, pero sí caldos excelentes. No obstante, por cuestiones de rentabilidad, cada vez trabajan menos sobre este tipo de terrenos, si bien no los han abandonado del todo. Por otra parte, los viñedos más jóvenes, de entre 10 y los 15 años, se sitúan en Adrada de Haza.Única en su especie por aquel entonces, la empresa comenzó a abrirse paso en un mundo donde los «codazos» entre competidores están a la orden del día. Nada que ver con su anterior ámbito de actuación. «Fue muy difícil adaptarse», afirma Lázaro, que al igual que su esposa tuvo que ponerse al día en cuestiones de marketing para desenvolverse en un mercado totalmente desconocido hasta la fecha.Aunque siempre cuesta arrancar, sobre todo cuando se produce en ecológico, las últimas campañas han arrojado muy buenos resultados en términos cualitativos de acuerdo al número de hectáreas con que cuentan, muchas menos que las grandes casas de la Ribera del Duero. Tras un 2014 «exagerado» y un 2015 «similar», Lázaro y Perera se mueven en estos momentos en torno a los «25.000 kilos» de uva. Por cuestiones logísticas, parte de lo obtenido se vende a otras bodegas.
Sin embargo, las intenciones de sus fundadores van mucho más allá del propio negocio en sí, ya que uno de sus grandes objetivos pasa por promover este tipo de prácticas entre todas aquellas personas que, de una u otra manera, desarrollan su actividad profesional en torno al mundo del vino.A finales de mayo, Lázaro impartió un curso presencial de 12 horas centrado en Agricultura Ecológica aplicada al Viñedo y al Vino dirigido a viticultores, bodegueros, sumilleres o estudiantes. En vista de la buena aceptación que tuvo el curso, Lázaro lanzaba a principios de agosto una nueva convocatoria para los meses de septiembre, octubre y noviembre. La primera masterclass, celebrada durante los días 3 y 4, cuyos participantes tuvieron la oportunidad de conocer entre otras cosas principios fundamentales de biodinámica, métodos para enriquecer los suelos, aperos apropiados e inapropiados o diferentes tipos de compost y abonos verdes. Por razones obvias, uno de los módulos que más interés suscitó entre los presentes fue el que aborda la viabilidad de la agricultura ecológica en la vitivinicultura a través de un análisis de su rentabilidad ecológica.
Razón no le falta, pues sus producciones anuales se sitúan en una media de 25.000 kilos de uva, de ahí su necesidad de vender parte de las cosechas a otras bodegas al no poder asumir dicha cantidad.Volviendo al curso, uno de los módulos más interesantes es el que incide en los «tres pilares» de la agricultura ecológica. El primero es el suelo y la necesidad de protegerlo y enriquecerlo para garantizar la mayor calidad posible de la uva. Para ello, Lázaro incide en aspectos fundamentales como los daños que genera el uso de biocidas sobre la flora y fauna microbiana de los terrenos, amén de distinguir las buenas hierbas de las malas tierras. En segundo lugar se encuentra el entorno. En este apartado, Lázaro remarca la importancia de amueblar el campo, así como la lucha biológica y la vocación de los suelos. Finalmente, el Yo cierra este módulo con el fin de «reciclar nuestra mente» y atender a dos aspectos de vital importancia: Formación y observación.Para aprender todos estos conceptos, revestidos de una gran carga teórica, es necesario mancharse las manos y pisar el terreno. Solo así se pueden conocer de primera mano las peculiaridades de la viticultura ecológica. Porque no es cuestión de ponerse a producir si más. En primer lugar, hay que tomar decisiones que a la larga marcarán la diferencia, como la elección de los clones, portainjertos y variedades de la vid. Además, el profesor también enseña a sus alumnos cómo orientar los surcos o cómo almacenar los recursos hídricos para garantizar que todo el proceso sea sostenible.En esta convocatoria, Adrada Ecológica ha introducido una novedad que entusiasmó a los participantes que se dieron cita en la comarca a principios de septiembre. La cata vertical de vinos ecológicos Kirios de Adrada con DO Ribera del duero permitió a los asistentes analizar la evolución natural de los caldos que comercializa la empresa desde el inicio de su actividad.
Podría decirse que esta iniciativa fue una práctica agradable en todos los sentidos del último módulo, centrado en la elaboración y ensalce de la autenticidad de los vinos.