«Los portainjertos suponen una herramienta clave en la viticultura sostenible»

Cuando surgieron los primeros portainjertos en Europa cumplieron una función esencial: proteger de un exterminio seguro a los viñedos del continente. Entonces la Filoxera no daba tregua ni respiro. «El parásito llegó a España en 1878. Mataba todas las viñas hasta que se vio que la plaga no afectaba a los viñedos de América y se hizo un híbrido entre las vitis americanas y europeas, y se dio con el gen de resistencia para proteger las raíces», recuerda el experto, Gerardo Brox, responsable en la zona centro y Levante de Agromillora Ibérica, la distribuidora oficial de la cooperativa italiana, Vivai Cooperativi Rauscedo (VCR), líder mundial en plantas injertadas en viña. En Ribera del Duero llevan más 20 años trabajando a través de la empresa burgalesa Cecoga.Aunque la amenaza de la Filoxera sigue activa hoy, los portainjertos han evolucionado adaptándose a cada terreno, para que proteger a la viña de otras amenazas de primer orden como la sequía, la salinidad o los altos niveles de caliza activa del suelo. Son los portainjertos de la serie ‘M’, una innovación que ha llevado a cabo la Universidad de Milán. «En la investigación se recolectaron 150 mil semillas de vides silvestres de áreas como el Gran Cañón o lagos salados y gracias a ello, se han sentado las bases para el desarrollo de modelos de viticultura sostenible en zonas adversas por escasez de agua, exceso de caliza o salinidad», explica.Brox insiste en el «valioso papel que ha desempeñado la genética en la adaptación de la viña durante los siglos XX y XXI» en España, desde la aparición de la filoxera en nuestro país en el año 1878, pero también el importante paso dado en los últimos años. Pero, ¿Cómo elegir el mejor portainjerto para una viña de Ribera del Duero? «Hay más de 30 tipos pero por lo general se usan 5 o 6», asegura mientras da un dato. «De 37 portinjertos cultivados en Italia, apenas 5 (1103P, Kober 5bb, SO4, 110R, 420A) representan el 78 % del total de la superficie. Además, cada vez son más los viticultores que plantan sobre portinjertos de mucho vigor: Kober 5bb, 110R, 140 Ru, 1103P».A la hora de escoger, lo primero es analizar el terreno donde va a crecer la viña. «La elección va en función del suelo, si es más arcilloso o arenoso, si está en lo hondo de una ribera o en una ladera, pero luego también depende de la variedad que quieras plantar y del tipo de vino que quieras conseguir porque no es lo mismo elaborar un joven que un vino de larga guarda. Por otro lado, hay que tener en cuenta otros parámetros como la localización o si va a estar en secano o en regadío. Por eso es importante que visitemos primero la parcela».El segundo paso se da ya en el vivero, que se encuentra en Rauscedo (Región Friuli-Italia). «Nosotros entregamos la planta ya injertada», señala a sabiendas de que antiguamente esta labor se podía hacer a pie de campo, pero desde hace años no se hace «porque no hay mano de obra cualificada». «Por variedad, Tempranillo tiene buena afinidad con la mayoría de portainjertos».Gerardo Brox ha participado esta semana en la octava edición de la Jornada sobre Cultivo de Viñedo y Calidad de la Uva que organizó la revista Tierras y Eneo en Aranda de Duero (Burgos); una jornada técnica que congregó a 150 profesionales del sector para abordar los retos de la viticultura en la Denominación de Origen Ribera del Duero.El programa trató temas de interés como el riego y las soluciones disponibles para aumentar la eficiencia y rentabilidad, como el Riego por Goteo Subterráneo, una alternativa que según el ingeniero de AZUD, Adrián Nieto, reduce los problemas causados por enfermedades criptogámicas, así como el consumo de agua y los posibles daños provocados por la recolección y poda en las tuberías. Según la experiencia de AZUD, el sistema RGS permite aumentar un 10% los ingresos medios por hectárea en comparación con el riego por goteo superficial, «gracias a un mayor desarrollo radicular» del cultivo.El acto inaugural contó entre otros  con la intervención del presidente del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Ribera del Duero, Enrique Pascual. En su opinión, «muchos de los retos que tiene por delante el sector vienen motivados por decisiones que se toman en algunas instituciones», en referencia a las normas sobre el etiquetado o de calidad en el ámbito ISO. Pascual apeló a la «lucha diaria» de viticultores y bodegueros para hacer frente a estos retos y mantener «el espíritu de calidad que distingue a la DO Ribera del Duero» que tiene «mucho futuro por delante».