El Correo de Burgos

Viticultura

«La Ribera del Duero se está adaptando ya al cambio climático»

El viticultor y enólogo Antonio de la Fuente cuenta a pie de campo las nuevas tendencias

Antonio de la Fuente posa en una de las parcelas que trabaja en la Ribera del Duero.

Antonio de la Fuente posa en una de las parcelas que trabaja en la Ribera del Duero.ECB

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Aranda

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Antonio de la Fuente lleva trabajando como enólogo a pie de campo en la Ribera del Duero más de 20 años. Él lo tiene claro: el cambio climático ya está aquí y la Ribera se ha puesto en marcha para adaptarse. «Desde hace ya unos años las nuevas plantaciones tienden a viñedos en altura. Yo en mi caso trabajo viñas de la Ribera del Duero a 700 y a 900 metros. Antes era algo impensable porque en esas zonas el ciclo vegetativo era muy corto y te arriesgabas a tener más heladas en mayo y luego en septiembre llegaba antes el frío, las nieblas y el hielo. Ahora, sin embargo, la tendencia ha cambiado y las nuevas condiciones climáticas son muy propicias. En altura el ciclo vegetativo se ha alargado y a día de hoy se consigue más equilibrio en la maduración que en los valles o zonas bajas».

Según explica este viticultor, el cambio climático ha cambiado también la forma de trabajar. «Antes se hacía el deshojado o desniete de forma profunda, pero ahora ya no es tan recomendable. En la actualidad lo que interesa es mantener los racimos ventilados, pero a la sombra, para evitar que las olas de calor de verano quemen o desequen los racimos, si hay sobreexposición al sol», señala consciente de que si ahora se aplicasen los desnietados de entonces, «habría que tener mucho cuidado porque igual quemas las uvas».

Otra herramienta a tener en cuenta, en su opinión, es el riego, otra técnica impensable hace tan solo 10 años. «Sin duda el riego ayuda a mitigar las intensas y prolongadas olas de calor, pero hay que tener mucho control y solo regar cuando de verdad hace falta. En caso contrario, la uva puede engordar demasiado y entonces puede que no madure bien y además te puedes pasar de kilos para el Consejo Regulador. El riego está bien, pero puede ser un arma de doble filo».

Las cubiertas vegetales, que antes eran sinónimo de dejadez y de mala praxis, ahora «son una buena opción», para proteger el suelo de las escorrentías cuando hay tormentas fuertes y para tener más humedad en la tierra, ya que favorece la infiltración de agua y evita que el suelo se caliente en las olas de calor.

A la hora de plantar este experto recomienda no centrarse a un solo clon, como se hacía antiguamente. «Es preferible tener varios clones porque compensas el exceso con el defecto y equilibras».

La prueba del cambio climático, asegura, se ha visto este verano con un clima cambiante que comenzó con una sequía marcada y siguió con lluvias intensas y bajadas de temperatura, la primera quincena de septiembre, seguido de un calor extremo la segunda del mes de octubre. «Olas de calor siempre ha habido, pero no tan fuertes ni tan seguidas. Basta mirar la vendimia, antes empezábamos por el Pilar y en esta última comenzó el 29 de agosto, tres semanas antes».

Vendimia

Según el informe oficial que ha hecho público el Consejo Regulador Ribera del Duerp, la cosecha 2023 se ha saldado con 117.619.302 kilos de uvas, un 12% más que los recogidos en 2022. Se trata de una cosecha media y aunque supera las cifras de 6 campañas en los últimos diez años, queda lejos de campañas históricas como la de 2016, con 133 millones de kilos de uva, la de 2020, con 123 millones, o los 122 millones de 2014. Por tipo de vino, de los 117.619.302 kilos de uva recolectados, 928.895 kilos corresponden a uva blanca y 116.690.407 kilos de uva tinta, la mayoría de la Tinta Fina de Ribera del Duero.

Desde el Consejo Regulador destacan el reto de una de las vendimias más complejas por el clima cambiante. Sin embargo, apunta, y gracias en gran parte a las lluvias de septiembre, se han alcanzado los equilibrios de maduración necesarios entre el grado alcohólico probable, la acidez natural y el pH, dando lugar a una uva con una calidad generalizada óptima. «Las precipitaciones permitieron que las uvas pudieran aumentar su tamaño y finalizar correctamente los procesos de maduración alcohólica y fenológica durante el mes de octubre», afirman desde el Consejo Regulador.

La recogida comenzó el 29 de agosto y se prolongó durante 54 días, hasta el 22 de octubre. En cifras, la Ribera cuenta con 7.425 viticultores y 27.256 hectáreas inscritas. Dada la complejidad de la campaña, principalmente se ha apostado por la recogida manual para seleccionar los racimos a pie de campo. Así, en la campaña de este año se ha reducido el empleo de vendimia mecanizada a solo el 27,9% de la superficie total, lo que corrobora la calidad de su resultado.

Antonio de la Fuente es viticultor y enólogo y forma parte de la junta directiva de la asociación de Enólogos de la Ribera, Enoduero.

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