Agricultura
«La trufa negra nos ha cambiado la vida»
Raquel de Dios de la Fuente y Fernando Cano han montado RF Trufas, un proyecto orientado al Trufiturismo
RF Trufas es la historia de amor por la tierra de Raquel de Dios de la Fuente y Fernando Cano Sanz, una pareja de Canalejas de Peñafiel que decidió preservar el legado que le había dejado su padre, tras jubilarse, para crear una plantación de encinas micorrizadas que les ha cambiado la vida con sus trufas.
Plantaron las cerca de mil encinas en octubre de 2014 y lo cierto es que han tenido suerte porque a los cuatro años empezaron a salir las primeras trufas. «Al principio no estaba pensado como negocio, era un capricho nuestro, algo que queríamos tener, pero cuando vimos que la producción iba creciendo y que tenían mucha calidad decidimos dar el paso y empezamos con la venta, pero eso ya fue en 2022».
Ella lo apostó todo. Dejó su trabajo como administrativa, en el que llevaba 20 años, y se lanzó a la aventura de la agricultura ecológica en sus 2 hectáreas y media. «Desde el primer momento todo lo hemos hecho ecológico, no utilizamos herbicidas. Estas encinas están cuidadas a mimo y se nota».
El proyecto de Raquel y Fernando no se puede entender sin Lucas, un perro de aguas italiano ‘Laggotto Romagnolo’, que como imaginarán juega un papel principal. «Cuando llegó a casa hace cinco años había dos opciones, llevarlo a un sitio especializado, o adiestrarlo nosotros, y Fernando decidió hacerlo él. Comenzó con Lucas a los 3 meses y es buenísimo, tiene un olor innato».
Para Lucas es como un juego. «Desde que llegó a casa todos los juguetes estaban impregnados con trufa para que fuese el olor principal y luego ha ido aprendiendo poco a poco; primero escondíamos aromatizantes y trufas congeladas, luego pasamos a enterrarla y ya al final en la plantación. Siempre que encuentra tiene su premio, un trocito de salchicha».
El juego no cesa aunque no haya trufa ni sea temporada. «Es un entrenamiento continuo que forma parte de nuestro día a día».
A la hora de plantar encinas, esta pareja tuvo muy en cuenta el terreno donde se iba a asentar. «No vale cualquiera. Esta parcela encajaba a la perfección porque cumple todas las premisas que requiere la trufa negra: está en altitud, el suelo es pedregoso y calizo y en los veranos hace calor y en los inviernos frío. Además, el PH es de 8.1», detalla.
La calidad, asegura, es muy alta. «Tenemos la variedad Tuber melanosporum, que gastronómicamente es la mejor valorada; un manjar», destaca.
La producción depende mucho de la climatología y por norma general suele ir creciendo con los años. «Nosotros estamos entre unos 11 y 13 kilos, pero confiamos en superar esta media este año».
Pero, ¿Qué momento es más delicado? «Al final todo suma porque lo importante es que salgan y eso depende de muchos factores como el suelo, el PH, el clima, el perro e incluso tú, porque el animal te marca, pero luego tienes que ver si la encuentras y no siempre es fácil».
El riego es una obligación en este tipo de plantaciones. «Empezamos a regar en mayo para que salga y luego en verano, que es cuando engorda», explica al recordar que la trufa madura con el frío. «Aquí empezamos a recoger a mediados-finales de diciembre, que es cuando está en su punto óptimo y desprende un olor muy intenso, solo apreciable por los perros.
La temporada dura hasta marzo aproximadamente. «Nosotros vendemos online, a particulares y también a una red de restaurantes que confían en nuestra calidad».
Aunque el kilo cuesta 900 euros, RF Trufas hace pedidos por gramos. «Una piedra cuesta 10 euros y te da para 5 platos; es asequible y una maravilla gastronómica que dura entre 20 y 25 días», anima.
Trufiturismo
La cuarta pata del proyecto está en el trufiturismo, una tendencia al alza que también encuentra su sitio en la Ribera del Duero y en la Ruta del Vino Ribera del Duero. «A la gente le gusta escuchar y a nosotros contarlo. Estamos encantados y la verdad es que se van con ganas de volver».
La actividad comienza a pie de campo con una charla y Lucas como estrella principal. «Aquí ven sobre el terreno cómo trabajamos, cómo es la búsqueda de la trufa. Cuando termina bajamos a una bodega subterránea que hemos rehabilitado y hacemos una degustación con productos de la tierra para que vean el potencial y la variedad de platos que se pueden hacer».
En la mesa no falta la crema de queso que también comercializan y otros productos muy valorados de mujeres rurales de la zona como vino de la Ribera del Duero, queso de oveja con trufa, queso de cabra, pan de pueblo y un mollete de pan en el que ponen dentro un huevo frito campero y trufado, «una delicia».
La campaña turística se desarrolla los meses de diciembre, enero y febrero, todos los sábados y domingos a las 12.00 horas. «Es preciso llamar previamente».
Raquel ha sido una de las muchísimas agricultoras que han participado estos días en las manifestaciones del campo. «A nosotros, sobre todo nos afecta la burocracia, que es exhaustiva y exasperante, pero estamos comprometidos con la agricultura, con el medio rural y con el futuro de los pueblos»