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“El suelo está en elevado riesgo de erosión y pérdida de fertilidad”

El investigador Diego S. Intrigliolo explica qué hacer para proteger al viñedo

Diego S. Intrigliolo posa en un viñedo de Ribera del Duero.Loreto Velázquez

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Aranda

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Todo agricultor lo sabe: la salud del suelo es un asunto principal. Hoy hablamos con Diego S. Intrigliolo, investigador científico del CSIC en el Centro de Investigaciones sobre Desertificación (CIDE-CSIC-UV-GVA) de Valencia. Su advertencia es clara: “En general la Península Ibérica, si lo comparamos con el resto de Europa, tiene suelos más pobres en materia orgánica y son suelos que están en elevado riesgo de erosión, pérdida de fertilidad y una posible desertificación a largo plazo”.

En Ribera del Duero, aunque “está mejor que otras áreas más secas de España”, la advertencia “es extensible y aplicable”. “Hay que tomar medidas para proteger el suelo de la erosión”, apremia con la mirada puesta, por ejemplo, en el arado. “Tiene que realizarse con mucha precaución y solo cuando sea necesario”, aconseja.

Las cubiertas vegetales desempeñan un buen papel para proteger el suelo, “pero hay que tener cuidado para que no entren en demasiada competencia con el viñedo”. “Una recomendación es acolchar el suelo con restos de la propia madera de la vid o con paja del cereal o leguminosas para incrementar su fertilidad”, señala sin olvidar lo más importante: el buen manejo del viñedo. “Una viña con un buen estado sanitario también puede ayudar”.

Que el cambio climático ha llegado nadie lo pone en duda. Adaptarse es ya una cuestión imprescindible de cara a afrontar el futuro, pero hay que conocer las ventajas y los riesgos de las herramientas que el viticultor tiene a su alcance. “Aunque el riego hace una década era impensable en zonas como Ribera del Duero, ahora se alza como una herramienta eficaz para hacer frente a la sequía y a las altas temperaturas, pero es no la única solución. De hecho, tampoco es una respuesta obligada porque no hay que olvidar que los recursos hídricos son limitados”, puntualiza.

En su opinión de experto, no se puede dotar de riego a todo el viñedo que hay en Castilla y León y en otras zonas de España como La Mancha, porque sería insostenible. “Sobreexplotaríamos los acuíferos”.

El agua además no siempre es la solución. “Es cierto que incrementa un 30% la cosecha pero, ¿a coste de qué? Si queremos volumen no hay problema, pero si buscamos calidad como en Ribera del Duero hay que aplicarlo con mucha moderación; siempre ha de ser un riego deficitario, de apoyo en un momento puntual y en etapas fenológicas concretas para suplementar alguna escasez de precipitación en los veranos más cálidos”.

El exceso de riego puede ser así contraproducente. “Aumentará la producción pero la calidad descenderá de manera significativa”.

En un año como el 2024 en el que tras varios años de intensa sequía, el invierno ha dado un respiro con lluvias generalizadas e intensas, el campo se pregunta hoy si será suficiente. “Depende del suelo, un buen suelo que retenga el agua, si luego llueve a finales de verano, puede ser suficiente, pero en los suelos más pobres, más arenosos o que estén en la parte superior de la ladera, no se retiene tanta agua y a lo mejor es necesario aplicar más riego”.

El hecho de que ahora haya mucho agua en el suelo entraña un riesgo. “En estas condiciones las viñas van a brotar con mucha fuerza, mucho vigor. Si luego no llueve, la planta podría entrar en una situación de estrés elevado porque habrá gastado mucha energía en primavera”.

Más consejos a los viticultores. “Yo lo primero que les diría es que tengan muy claro el objetivo vitícola y enológico. En función de si buscan un vino de muy alta calidad o de menos calidad hay que ajustar el riego, teniendo además en cuenta otros factores de producción para que la uva esté siempre en un buen estado sanitario y así afrontemos la vendimia en el momento óptimo de maduración y no por miedo a que se vaya a pudrir”, señala consciente de que el largo plazo se garantiza con un correcto estado sanitario. “En viñas con mucha vegetación, la aplicación de productos fitosanitarios no es tan efectiva”.

El experto da además su opinión sobre la cruzada que el sector del vino ha abierto contra las granjas de cerdos por una posible contaminación de nitratos. “Directamente seguramente no afecta pero indirectamente puede influir en acuíferos. En cualquier caso no hay que olvidar que al final no tiene por qué ser malo porque es una fuente de nutrientes para el viñedo. Si las granjas gestionan bien sus purines, pueden ser un buen recurso para los viticultores”.

Diego S. Intrigliolo participó la pasada semana en la novena edición de la Jornada Cultivo de Viñedo y Calidad de la Uva que organizó en Aranda de Duero, Jornadas Interempresas y la revista Tierras; una iniciativa de carácter nacional apoyada por la empresa Cecoga, el Observatorio Español del Mercado del Vino (OEMV), AgroBank, Caser, Bayer y el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Ribera del Duero.