Medio año del 1-O, el referéndum que sacudió Cataluña
La consulta, declarada ilegal por el TC, alteró como un 'tsunami' el antiguo oasis catalán
Este domingo se cumple medio año del 1-O, el referéndum que sacudió Cataluña. Aquella votación provocó un 'tsunami' que alteró por completo el tablero catalán. Seis meses después Carles Puigdemont y Oriol Junqueras, 'president' y 'vicepresident' entonces, están en la cárcel, igual que la mitad de su Govern destituido por la aplicación del artículo 155. Y, tres meses y medio después de las elecciones del 21-D, sigue sin haber nuevo ejecutivo y crece la amenaza de la repetición electoral.2,2 millones de personas participaron en aquella consulta declarada ilegal por el Tribunal Constitucional en una jornada marcada por la represión policial, en la que las imágenes de los porrazos dieron la vuelta al mundo. El informe del Servei Català de Salut registra 991 heridos, pese a que el Gobierno del PP consideró que la actuación policial fue "proporcionada y proporcional". Después de la declaración de independencia 'interruptus' del 10 de octubre (aplazada a la espera de una mediación internacional que no se materializó), Puigdemont estuvo a punto de convocar elecciones pero el 'pressing' en las redes de parte del independentismo le hizo cambiar de idea y el 27 de octubre el Parlament declaró la República. Más de 3.000 empresas se marcharon de Cataluña, Mariano Rajoy activó el artículo 155, cesó al Govern y convocó unas elecciones que Ciutadans ganó pero en las que los independentistas volvieron a lograr mayoría de escaños después de que Puigdemont y varios 'consellers' se fueran a Bélgica y el resto del Govern, con Junqueras al frente, acabaran en la cárcel. Jordi Cuixart y Jordi Sànchez, líderes de Òmnium y la ANC, habían sido los primeros en empezar la procesión hacia prisión el 16 de octubre, acusados de ser los cabecillas de las manifestaciones del 20 de septiembre ante la 'conselleria' de Economia.
Los 'exconsellers' Jordi Turull, Josep Rull, Raül Romeva, Carme Forcadell y Dolors Bassa, que habían sido puestos en libertad bajo fianza, volvieron a prisión después de que el juez Pablo Llarena les procesara a ellos y 8 líderes independentistas más por rebelión. Los intentos del magistrado -que ha imputado a 25 personas en la causa general del 1-O- por justificar que hubo el "alzamiento violento" imprescindible para poder hablar de rebelión han generado muchas criticas en el mundo judicial. La forma en la que algunos líderes renegaron de la declaración independentista ante Llarena, como Artur Mas y Marta Rovira, que dijeron que lo del 27-S fue solo fue "simbólica", también removió las aguas soberanistas.El independentismo ha intentado mantener viva la llama del 1-O, tratando de investir a distancia primero a Puigdemont, luego a otro candidato que no podía acudir al Parlament por estar en prisión (Sànchez) e intentando acelerar la investidura de Turull antes de que Llarena lo volviera a mandar a la cárcel. El objetivo, más que el Govern efectivo que no ha parado de pedirle ERC, era que no la cuestión catalana no cayera en olvido en la escena internacional. La marcha de Anna Gabriel y Rovira a Suiza, de Clara Ponsatí a Escocia, Meritxell Serret, Toni Comín y Lluis Puig a Bruselas y el 'tour' de Puigdemont por Bélgica, Dinamarca y Finlandia no logró el efecto que ha tenido la detención en Alemania del 'president' cesado. "Angela Merkel no puede entrar directamente en la cuestión catalana”, decía hace unas semanas en una entrevista en CTXT Vittorio Craxi, hijo del expresidente italiano y miembro de la comisión italiana que trató de abrir canales para una mediación europea. Pues hace una semana la metieron de lleno en el asunto.