Palabras de lucha
EL CAMINO que has recorrido, que recorres o que estás a punto de empezar a transitar es un sendero de espinas.
Sorpresa, tristeza, temor, rabia y aceptación. Seguro que todas esas palabras las tienes grabadas a fuego en tu mente porque tuviste la mala suerte de sufrirlas en el corazón y de recordarlas cada día en tu piel.
Todas ellas son parte de ese maldito camino, son un paso y otro y otro y otro.
Son zancadas que se dan con fuerza y, a veces con rabia, pero sobre todo con el ímpetu necesario para llegar a la meta soñada.
Son momentos del camino que te harán recordar aquellos días que te miraste en el espejo y sentiste que ya no eras lo suficientemente femenina o lo suficientemente mujer.
Son los instantes que pasaste las yemas de tus dedos por la cicatriz de tu pecho aunque en realidad las estabas pasando por la cicatriz que había en tu alma.
Son las horas que pasaste en un sillón de plástico con aquel líquido entrando en tu cuerpo y luchando por ganar la batalla de tu vida.
Son todas las lágrimas que derramaste, a veces de miedo, a veces de pena, a veces de alegría.
Son la manos, los besos, las caricias, los abrazos que te acompañaron día tras día y minuto tras minuto y que no dejaron de darte el aliento necesario para continuar.
Son el momento exacto en que escuchaste aquella frase deseada que confirmaba que la contienda la habías ganado tú.
Pero sobre todo, son tus ganas de vivir, son tus ganas de pelear y son tus ganas de vencer.
Porque si algo te ha demostrado este camino, si un significado guardan esas cinco palabras es que jamás te has dado por vencida.
Este domingo, Súmate al rosa. Súmate al Día Internacional contra el Cáncer de Mama.