Los brotes negros
LA PASADA SEMANA se publicaba el VII Informe sobre exclusión y desarrollo social en España. Se trata de un documento realizado por la Fundación Foessa, una entidad que se constituyó en el año 1965, gracias al impulso de Cáritas Española.
El objetivo de este estudio es conocer la situación social de los ciudadanos españoles. Un informe que ha puesto de manifiesto la desalentadora coyuntura en la que se ven inmersos millones de ciudadanos.
En Castilla y León, la situación es ‘algo mejor’ que en el resto del territorio nacional. Y fíjense lo que es algo mejor. Casi uno de cada cinco castellano y leonoses se encuentra en estado de exclusión. El 16%.
400.000 personas siguen sin ver la luz al final del túnel y lo peor de todo es que muchos de ellos ya han perdido la esperanza de llegar a verla algún día.
Y la cosa no se queda ahí, el 32% de todos ellos, es decir, 128.000 ciudadanos de nuestra comunidad viven en la exclusión severa. ¿Qué significa? Viven con menos de 350 euros al mes. Bueno, vivir por decir algo.
¿Qué se hace con 350? Jugar al ‘Pito pito gorgorito’. O comes o pagas facturas. O compras libros de texto o abonas el alquiler. O nada de nada, porque, ya me van a decir ustedes, que hace una familia, pongamos de cuatro miembros, con esa cantidad. Nada. O bueno sí, hundirse en la puta mierda.
Y estamos hablando sólo de nuestra región. Casi un millón de andaluces, el 25% de la población de Ibiza o más de 218.000 hogares valencianos se encuentran en es misma situación. Una situación insostenible.
Esos datos son sólo una muestra. Únicamente hace falta echar un vistazo a los periódicos de cada una de las provincias para cerciorarse de que se está convirtiendo en un mal endémico y ¿sin solución?.
Permítanme dudar de los ‘brotes verdes’ que algunos dicen otear en un horizonte, según comentan, cercano.
Es repulsivo y deshonesto hablar de mejoría cuando cinco millones de personas malviven en una situación de exclusión severa y cuando somos el segundo país de la Unión Europea con el mayor índice de pobreza infantil por detrás de Rumanía.
Brotes negros es lo que hay.