El Correo de Burgos

Creado:

Actualizado:

En:

EN MI MESILLA de noche tengo la foto del circo. Esa que nos sacaron con una cámara Polaroid y que se convirtió en fiel reflejo de uno de mis primeros recuerdos.

Nos invitaron a sentarnos encima de un elefante y no me olvido del miedo que tenía. Un miedo que sólo duró hasta que me di cuenta de que tú venías conmigo y que ibas a estar a mi lado. Si tú estabas, nada malo me podía pasar.

Y ese sentimiento de seguridad, aunque no lo creas, me ha acompañado toda la vida porque has sido, eres y serás parte de mi camino y la red debajo del trapecio.

Te admiro. Admiro tu valor, tu esfuerzo, tu honestidad, tu inteligencia y tu entrega. Me siento orgullosa de ti. Y aunque parezca absurdo añoro las discusiones ‘por todo y por nada’ y las comidas y cenas ‘en modo gallinero’.

En el corazón guardo aquellas siestas con el ‘no me cuentes Pelocita, cántamela’ y la canción del barquito, el ‘Era un tremendo gato’, mis miles de ‘¿y por qué?’ y tus miles de respuestas.

Guardo ese apodo que me pusiste y que sólo a ti se te podía ocurrir haciendo un homenaje al gran Quino, el sobre ‘payasete’, las lecciones de vida ante mis impertinencias adolescentes, tu mirada de orgullo cuando me licencié, la alegría por aquellas primeras oportunidades de trabajo, tu fuerza en aquel momento difícil o la satisfacción que te produce ver que he cogido sus pinceles, sus óleos y su caballete.

Gracias por cada minuto que me has dedicado y por los sacrificios que hiciste por dárnoslo todo pero, sobre todo, gracias por ese amor inmenso que nunca me ha faltado y que sin grandes alardes me acompaña en el día a día.

Ella dice que somos iguales y no le falta razón. Y a pesar de nuestros defectos, que tenemos muchos, me alegro de que así sea porque eso significa que tengo delante un espejo en el que mirarme y un ejemplo al que seguir.

Ya sólo me queda decirte una cosa más, el motivo principal de estas líneas. Felicidades papá, ¡qué cumplas muchos más!

tracking