El Correo de Burgos

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CON LOS DEDOS enredando entre tus rizos. Esa era la forma de dormirme en aquella cuna que muchas noches acercabas a tu cama. Si no estabas a mi lado, no había forma. Y allí que te venías, con más paciencia que el santo Job y con miles de caricias que no se acababan nunca. Y besos, todos y cada uno de esos que sellaban mis días antes de ir a dormir. Un beso que llegaba como la llave a una noche de sueños mágicos. Y si aparecían las pesadillas, allí estabas tú con el ‘piensa en cosas bonitas’.

Escudriño en mis recuerdos. Allí estás. En todos y cada uno de los días importantes de mi vida y en los que no. No has faltado ni uno sólo. En mi mente están grabadas las tardes de colegio cuando, a la salida, te buscaba con la mirada en el patio entre todas las demás, los peinados en cuadrado y la colonia ‘a chorrete’ de la mañana, las tardes de tareas, los disfraces de pastorcita y de zíngara, cuando me ponías mi cinta de música y ‘ensayaba’ para aquel programa, la primera vez que vi aquel mar con paredes y lo que te reíste, el ‘recoge la habitación’ y esa sillas que ‘se pegan’ que tanto te gustan.

Y en mi mente guardo tu risa, lo poco que te gusta que te toque el pelo, la arruga que te sale en la nariz cuando te ríes, la cara de ‘india’ cuando una peli te da sueño, tu olor a flores y a viento y tu fuerza.

Sobre todo tu fuerza. Porque si algo admiro de ti es toda esa fuerza que guardas en tu interior y que logras transmitirme en los peores momentos. Porque tú eres el pilar de nuestras vidas, a la que todos recurrimos y que, a veces, se ‘cansa’ de que lo hagamos. Entiéndenos, tú eres el motor de esta máquina formada por cinco.

Me faltan líneas para decirte lo que te quiero y para agradecerte el haber dedicado tu vida a estas tres. Por brindarme cada día y cada hora, tiempo que muchas veces no supe reconocer. Ahora que la vida me ha dado madurez es cuando más valoro todo lo que has hecho y sigues haciendo por mí. Sólo tú me comprendiste en aquel momento y sólo tú conseguiste hacerme fuerte. Eres mi confidente, mi amiga y mi ejemplo de mujer.

Tú eres la reina de corazones. De mi corazón. De cuatro. Felicidades mamá. ¡Qué cumplas muchos más!

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