El Correo de Burgos

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COMIENZA UN NUEVO año y hace apenas unos días disfrutábamos con los nuestros de la Nochevieja, de las uvas, de los polvorones y de todo el sarao navideño en general. Poníamos sobre la mesa nuestros anhelos, nuestros deseos y nuestra metas. Esas que cada uno de enero nos autoconvencemos que vamos a lograr pero que, en muchas ocasiones, se desvirtúan por el camino.

Dejando a un lado los propósitos personales, a este 2015 le pediría que centrara todos sus esfuerzos en mejorar la actual situación del periodismo y de sus profesionales.

Han de saber que esta profesión es capaz de darte lo mejor y lo peor pero, sin lugar a dudas, las bondades pesan más que las ‘maldades’.

Horarios infinitos y jornadas que parecen no acabar nunca, salarios en muchos casos mejorables o lo poco valorado que el oficio se encuentra por parte de la ciudadanía son sólo algunas de ellas. Incluso, he llegado a leer que es la segunda peor profesión del mundo, en la lista que cada año publica la web de empleo CareerCast. Sólo detrás de, alucinen, la de leñador. ¿Qué tienen en común? Más de lo que creen, pero lo esencial es el desempleo.

Sin embargo, esta lista de contras es peccata minuta si de lo que hablamos es de periodistas amenazados, perseguidos o encarcelados por desarrollar su actividad profesional. Asesinados por censores de la libertad individual y de la libertad de prensa.

Ese es nuestro mejor argumento, nuestro punto fuerte en la lista de virtudes de una profesión denostada y poco valorada y que aún hoy, en el siglo XXI, ve amenazados sus valores más profundos.

Verdad, humanidad, responsabilidad, libertad e imparcialidad. Cinco pilares que hoy muchos tratan de aniquilar de la forma que sea, con la violencia más despiadada o con las artimañas más sibilinas.

Ojalá este 2015 devuelva a la profesión todo eso que nos han robado por el camino pero sobre todo que no nos prive de nuestro bien más preciado, la libertad de expresión. Je suis Charlie Hebdo.

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