El Correo de Burgos

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A FALTA DE unas horas para que se conozca cuál va a ser la distribución de concejales en el Ayuntamiento de Burgos durante los próximos cuatro años, las encuestas que se han hecho aquí y en todos los rincones de España señalan que la palabra pacto es la que más se va a utilizar a partir de mañana.

Habrá que ver, primero, si las encuestas -o los encuestados, más bien- son fiables. No hay que olvidar lo que ocurrió recientemente en las elecciones del Reino Unido, donde todas erraron. Pero eso, pase lo que pase en unas horas, debería ser secundario. Lo principal debería ser que, efectivamente, a partir de mañana, 25 de mayo, comenzara, de verdad, un periodo de pactos, de diálogo abierto y claro.

De que, independientemente de los resultados, todos los partidos representados en el Ayuntamiento formarán parte de las decisiones, en mayor o menor medida. Uno de los mensajes en los que han coincido los líderes nacionales de los partidos en la campaña electoral es que ellos quieren pactar con los ciudadanos. Bien, pues trasladen ese pacto a las comisiones, reuniones y plenos correspondientes que va a haber durante los próximos cuatro años porque ese será el mejor pacto, y el único de hecho, que podrán hacer con los ciudadanos, que son los que estarán ahí representados.

También se ha insistido mucho que los comicios que hoy se celebran pueden marcar un tiempo nuevo en la historia de este país, que nos pueden ofrecer un escenario hasta ahora nunca visto. Por eso será más importante que nunca apelar a ese espíritu del pacto, una manera diferente de hacer política, independientemente, insisto, de los resultados que ofrezcan las urnas. Porque si se cumplen las estimaciones de las encuestas todos los que obtengan representación en el Ayuntamiento tendrán una gran responsabilidad, tanto los que más concejales logren como los que menos.

Y si el resultado es diferente a lo que establecen las encuestas, también será necesario y obligado ese camino del pacto y del diálogo, dos palabras que deberían ser fundamentales en el quehacer diario de los políticos, pero que han adquirido mala fama por un uso quizá retorcido de los términos. Ese debería ser el primer objetivo de todos los representantes de los ciudadanos, buscar la manera de llegar a esos pactos que son los que permitirían hacer un poco mejor la vida de sus representados.

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