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TODOS los partidos con representación en el Ayuntamiento acordaron, aunque con algún matiz, renegociar el convenio del desvío del ferrocarril. Una obra que sigue amenazando con hipotecar buena parte del futuro del Ayuntamiento, que selló unas condiciones que le otorgaban unas cargas económicas inasumibles. Aunque el Pleno no acordó declarar el convenio firmado en 1998 como ‘lesivo’, porque básicamente ya no había posibilidad de hacerlo al haber transcurrido demasiado tiempo, sí se estuvo de acuerdo en que se debe renegociar. Algo que lleva el PP intentando desde hace mucho tiempo sin que por el momento les hayan hecho mucho caso en el Ministerio de Fomento. También se lograron acuerdos prácticamente unánimes en asuntos como el Parque Tecnológico, para reclamar a la Junta 10 millones de euros. Estas dos cuestiones son, indudablemente, de claro interés para la ciudad. De hecho, merecerían un Pleno monográfico cada una dada su importancia.En el caso del desvío por su influencia en las arcas municipales para los próximos años.Y con el Parque Tecnológico por ser, probablemente, el más frustrante de los proyectos ideados en los últimos años atascado en un bucle judicial que parece no acabar. A partir de ahí, se está empezando a hacer costumbre la presentación de mociones y proposiciones que, a pesar de ser bien intencionadas en la mayoría de los casos, su relación directa con lo que ocurre en el día a día del número 1 de la Plaza Mayor es prácticamente nula. Nadie pone en duda que la declaración de independencia de Cataluña aprobada por el Parlamento catalán sea una cuestión de interés nacional. Pero para eso están las Cortes regionales, que ya han hecho lo que les corresponde. Seguro que el tiempo que se empleó en esa moción -casi dos en realidad, porque Imagina presentó su propia enmienda- se podía haber utilizado para debatir alguna propuesta que tenga una influencia más concreta y directa en el día a día de los burgaleses, que para eso es el Ayuntamiento de Burgos.