El Correo de Burgos

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HACE UNOS días se reabrió el acceso a una parte del parque de la Quinta que se ha estado recuperando a través de unas podas y de unas mejoras en los caminos, después de que se hayan invertido más de 240.000 euros. Una de las mejoras que se ha llevado está relacionada con unos accesos a la orilla del río, que se han renovado con barandillas de madera, así como la plantación de nuevos árboles para restituir a los que se han eliminado. No pasó apenas tiempo para que le espacio recuperado se llenara de gente para pasear por un entorno privilegiado, como pocos de los que se puede uno encontrar en otra ciudad española. Lamentablemente, no pasará demasiado tiempo para que se encuentre el rastro del vandalismo. El que ya se dejó ver durante las obras de remodelación. A pesar de que el entorno estaba vallado, los vándalos no desaprovecharon la oportunidad para intentar quemar una pila de troncos que, si hubieran ardido, podían haber provocado un gran incendio forestal en plena ciudad, con las correspondientes consecuencias. Hubo más casos de vandalismo, por lo que ahora que se ha abierto al uso público el vandalismo seguirá haciendo estragos, lo que, tristemente, hará mella en un espacio en el que se han intentado realizar mejoras que pasarán desapercibidas después del paso de los vándalos. Carteles que explican y describen el paisaje de la Quinta no tardarán en aparecer con pintadas que no dejarán ver esa información. Pintadas que se extenderán a todos los elementos restaurados. Posiblemente, las pintadas se han convertido en el peor enemigo de los espacios urbanos de uso público.Prácticamente no hay pared de la ciudad en la que no haya una pintada. Pintadas que no respetan nada y que solo muestran falta de educación y de respeto. Por eso, son muy loables iniciativas como las que lleva a cabo la asociación de comerciantes Zona G, a través del proyecto ‘Barrio de genios’ con el que se realizan murales artísticos que no solo mejoran el aspecto de comercios, también recuperan espacios sin uso.

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