El Correo de Burgos

Creado:

Actualizado:

La pasada semana se entregaron premios a los mejores empresarios en el balcón de honor que adorna con un show de primera, FAE Burgos. Esta vez se escoge la parte mejor que tenemos y de la que nos abastecemos en mayor medida cada día. Somos ante todo, ciudad industrial que nos mantiene en pie y dejará que sigamos creciendo a un ritmo mayor que cualquiera otra de nuestra Comunidad Autónoma. Todo lo demás vendrá por añadidura. Congresos, gastronomía, turismo, cultura e historia o muchos etcéteras, son importantes también, pero menos. La parte que aguanta y evita la despoblación es el sector productivo de transformación – elaboración, almacenaje, distribución y transporte. El entorno empresario - industrial ha demostrado tener aquí, mucha más savia y raíces que otros sectores que han dado a ganar dinero a otros empresarios de los que pocos han quedado, como el inmobiliario. Este último mueve mucho dinero a velocidad vertiginosa y como se ha demostrado, lo pierde también. Pero la industria de nuestros dos polígonos está bien cimentada gracias a empresarios silenciosos y austeros como Arturo Sagredo Pampliega, director gerente de Gonvarri, donde se hace magia con el metal hasta dejarlo a punto de caramelo para los robots del automóvil, entre otros. Digamos que cerca de 350 familias tienen un puesto de trabajo garantizado mientras los cerebros y corazones de estos altos cargos, se sientan responsables y de vez en cuando, reconocidos por sus paisanos. No piden mucho más, a diferencia de otros a los que cada día ofrece un homenaje o bien, se auto condecoran. Los burgales@s tenemos que empezar a darnos cuenta de quién y quienes, hacen por nosotros en su justa medida. Y quienes otros, utilizan la plataforma de nuestro suelo para sacarle tanto jugo para sí, que ya casi no queda. Le conocí en una afable comida con empresarios de Villalonquejar y demás, a la que él bajó. Puesto que Arturo es del Polígono de Gamonal, aguas arriba. Dejó muy claro que industria una, grande y libre, pero polígonos dos, cada uno con su mecánica e historias paralelas pero diferentes. No tiene pelos en la lengua. Habla claro y cuando lo hace, mira a los ojos. Me cayó bien a la primera y esto no suele pasar con gente a la que desconozco. Bajé la guardia. Tiene arranque. Dicen que la cara es, el espejo del alma. Seguiremos teniendo gente así, a pesar de la poca sensibilidad y madera de la mayoría de nuestros representantes políticos de aquí y de allí. Ha llegado el día de hablar claro y que el tiempo ponga ya a todos y cada uno donde se lo merecen.

tracking