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ES LLAMATIVO todo lo que está pasando en torno al proyecto del Centro Cidiano, ya que ofrece una nueva muestra de cómo se puede perder el tiempo volviendo a recorrer los pasos dados. Esta semana, la alcaldesa accidental,Carolina Blasco, dejaba abierta la posibilidad a que el Centro Cidiano se pudiera ubicar en otro sitio distinto al planteado en el antiguo Asador de Aranda. El proyecto aprobado, cuyo estudio de detalle entró en periodo de alegaciones y está pendiente de que la Junta tome una decisión definitiva sobre su idoneidad, ha generado una intensa polémica en torno a la proyección de una planta más, que eliminaría el actual mirador a cielo abierto situado en la parte superior, en la calle Fernán González, en pleno Camino de Santiago. Blasco no fue rotunda al decir que se echaba marcha atrás, pero sí dejo claro que se buscarán ubicaciones alternativas, independientemente de que el procedimiento actual siga su curso a la espera de que Patrimonio de la Junta decida. Quizá este cambio de parecer puede estar motivado porque la ‘intuición’ del equipo de Gobierno es que la Junta, que ha reclamado información adicional, pueda tumbar el proyecto elaborado para este espacio. Pero, nunca se sabe, sobre todo si el criterio de este organismo es haber considerado un ‘mueble’, vamos de quita y pon, el famoso cenador colocado en un resto de muralla. No obstante, esa puerta abierta al consenso lanzada esta semana desde el equipo de Gobierno llega con un proyecto ya avanzando y con la mayoría de la oposición en contra, así como los vecinos del entorno, que no solo han cuestionado su legalidad sino el efecto que iba a tener en un espacio protegido, así como en viviendas cercanas. Está bien abrir la posibilidad de repensar la ubicación, pero se debió hacer al principio. Se ha perdido, y se está perdiendo, el para desarrollar una iniciativa en que, eso sí, todos están de acuerdo. Me da que el tiempo pasará y es posible que no se acabe concretando nada.