Cerrar

Creado:

Actualizado:

En:

Está claro que, para viajar lejos, pocas maletas y peso. Ligeros de equipaje al estilo Machado, como lo hace nuestra querida ciudad con fuerte inercia que la empuja cada día. Hacia dónde va Burgos si es que nos hemos parado a pensar en el mejor de los casos, hasta sentir el escalofrío que sube por la espalda. En esa dirección nos empuja a todos dentro del saco y el destino de nuestros hijos va con ello. Un devenir difícil de cambiar, pero sencillo de diagnosticar, eso sí, con aire optimista. Para empezar, guarderías, escuelas e institutos no será muy necesario construir, a razón de la disminución de almas. Menos chaval@s gracias a la natalidad consciente que excepcionalmente rompe la media con parejas heroicas. Los jóvenes formados en nuestra Universidad, hacen lo posible por buscarse las habichuelas en ciudades mayores, donde se les reconoce más y mejor su esfuerzo y capacidades. Se nos marchan los talentos que tanto cuesta modelar. Por no decir, aquellos que no pueden estudiar lo que quieren aquí porque las carreras insignia, están a cientos de kilómetros. Burgos del alma querida que se encoje como una manzana olvidada en la banasta y a pesar de ello, nos pegamos por repartir trozos que ahora llaman distritos, con la ley de grandes ciudades. De espaldas y reñida con la imponente provincia que nos arropa, donde el suelo, cereal, lomas y cerros, iglesias, vino, paisaje, gastronomía y gentes de bien, son el petróleo por explotar de cara a ese turismo que tanto necesitamos fijar y que no acaba de venir para dormir dos noches seguidas. Ayuntamiento y Diputación no quieren ver la jugada ni ponerse de acuerdo en algo tan importante. Capital sin provincia no es nada. Herederos de una escuela de políticos que allá del lado que gobernaron, sumisos a las reglas del juego de su partido. Como en el álgebra de Boole, estamos en el interior de esa muñeca rusa que adorna Moncloa de Madrid. No hemos sabido ser burgalesistas ni castellanos leoneses, antes que españolistas. Nuestra tibieza regional nos cuesta muy cara, siendo hora de despertar y perder el complejo de saber pedir, más y mejor que los desleales catalanes y vascos. A dieciocho meses vista de nuevas urnas municipales y autonómicas, tenemos que ser trasgresores e irreverentes con quienes mandan y pretenden seguir haciéndolo de la misma manera. Un nuevo mapa autonómico se abrirá cuando el sello de la Constitución salte por los aires. Será, pronto.