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UNO de los objetivos que se marca un nuevo responsable policial, sea de la Policía Nacional, de la Guardia Civil o de la Policía Local, cuando llega al puesto es potenciar la presencia de agentes en las calles porque es una manera de mostrar esa cercanía al ciudadano a la que aspiran.Sin embargo, ahora que parece que la economía va como un cohete, pese a que no se note en los sueldos de los trabajadores sino más bien al contrario, se hace necesario mejorar las plantillas. Porque los datos así lo indican. Las cifras del Ministerio del Interior indican que en el año 2011 en Burgos había 447 agentes de Policía Nacional en la provincia, es decir, repartidos entre las tres comisarías:Burgos,Aranda y Miranda. Mientras que el pasado año, con datos de septiembre, el número de agentes era 381, es decir, 66 menos. En el caso de la Guardia Civil, la pérdida de efectivos, siempre según los datos de Interior, fue de los 898 que había en 2011 a los 830 del pasado año, es decir, 68 menos. Las mismas cifras del Ministerio del Interior indican que en Burgos han caído los delitos en los últimos años y aunque son datos que se han conseguido con menos efectivos la realidad indica que las carencias en determinados destinos siguen de forma constante. De manera especial en la GuardiaCivil, donde su ámbito geográfico de actuación hace aún más complicada la cobertura de la provincia. Por eso se hace necesario que se vayan renovando las plantillas y se convoquen números suficientes de plazas, no solo para recuperar agentes sino para ir afrontando la renovación. Algo que ya está pasando en la plantilla de Policía Local, donde el cambio generacional va a llegar antes de que salgan de la academia los nuevos agentes de Policía Local. Está bien alegrarse por que con menos efectivos se mantienen unos buenos datos de criminalidad, pero también habrá que velar por que ese trabajo se haga con un mayor número de efectivos ya que, de alguna manera, redundaría en una mejor calidad de vida laboral para los agentes.