Sobre adicciones
A LA VISTA de las operaciones contra el tráfico de drogas que han llevado a cabo la Policía y la Guardia Civil durante el pasado año, y por si había alguna duda, el consumo de estupefacientes es creciente.Sobre todo si se tiene en cuenta que las drogas que intervienen los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad delEstado representan una ínfima parte de la que circula. Algo lógico, por otra parte, porque para que un control de la GuardiaCivil se incaute, como hace unas semanas, de 90 kilos de hachís que se transportaban en un vehículo por la autovía A-1, han pasado por esa vía otros tantos transportes. La Guardia Civil no está todo el día en la carretera haciendo controles a todas horas, por lo que los traficantes juegan con esa posibilidad.Es creciente también el número de laboratorios bajo techo para cultivar marihuana en plan industrial que se localizan en la provincia, de gente que ha dado el paso de tener un par de macetas en casa a montar una infraestructura para hacer negocio. Hace no mucho, la Policía desactivó una banda dedicada al tráfico de ‘speed’ que también tenía planes para montar un laboratorio para su fabricación, ya que se trata de una droga que cada vez se consume más porque es más barata que la cocaína. Un tipo de droga sobre el que el subdelegado del Gobierno, Pedro Luis de laFuente, indicó que es especialmente dañina, con efectos devastadores, cuando ha tenido ocasión de presentar alguna operación policial.Esta situación está ligada a una época, la actual, en la que siempre se señala que hay más información que la que había en los años 80. Al menos se puede acceder a ella, otra cosa es que se haga. O que se quiera hacer caso. Algo similar está pasando con la proliferación de las salas de juego y de apuestas, de las que ya hay casi más que clínicas dentales en la ciudad. Se trata de negocios legales y de una actividad regulada. Su apertura ha generado debate en torno a que pueden fomentar adicciones, entre los jóvenes especialmente. Entrar en estos locales se trata de una elección libre, por lo que pedir su cierre es inútil. Otra cosa, y sobre la que ya ha habido también, y sigue habiendo, un intenso debate, es que se haga publicidad de este tipo de locales que, por cierto, parece que ocultan algo porque ninguno tiene cristales y no se ve lo que hay desde fuera. Aquí la respuesta se puede dar recordando lo que pasó con la publicidad del alcohol y del tabaco, que se prohibió.