Los extremistas piensan peor
Y AL FINAL resulta que los extremistas de izquierdas o derechas, y los separatistes, piensan peor. Ellos son los menos conscientes de su cerrazón, pero es una cerrazón que les impide percibir que están equivocados y ese es el ingrediente posiblemente más peligroso. Pase lo que pase, ellos, según su propio parecer, nunca están equivocados. Según Winston Churchill, «un fanático es alguien que no puede cambiar de opinión y no quiere cambiar de tema».
Sabemos que las personas más dogmáticas discriminan mucho peor lo correcto de lo incorrecto. En este aspecto yo incluiría a todo aquel que cae en el dogmatismo crítico, convirtiéndose en una especie de hater (odiador) que todo lo critica y cuestiona a diestro y siniestro desde una especie de superioridad moral.
Pues bien, es hora de subrayar que estas personas radicales tienen una peor metacognición.
Dejando a un lado el perfil de los fríos psicópatas (a los que dedicaremos otra columna), es difícil que una persona que acumula rencor razone de forma imparcial y con ecuanimidad. Todos hemos conocido a personas de este tipo, e incluso hay un dicho popular que habla de la ceguera que generan el odio o la rabia.
Sabemos por las evidencias que las personas extremistas son más rígidas y tienen dificultad a la hora de ponerse en el lugar del otro o de admitir otros enfoques; por otro lado, esa seguridad de la que en apariencia hacen gala les lleva a no reconocer fácilmente sus propias debilidades ni a hacer cambio alguno. El extremista piensa que es superior, que es más correcto, y por increíble que parezca, puntuaría más alto en un test de autoestima.
En definitiva, piensan que están en posesión de la «verdad». Así pues, estar en posesión de esa supuesta “verdad” podría ser un indicador más de que estamos ante una persona radical, ideológicamente hablando.
Pero debemos apuntar también que es un realismo ingenuo pensar que la realidad es como uno cree que es. Si me considero en posesión de la verdad, muy posiblemente deduciré que el otro no piensa como yo porque le falta información o porque no piensa de manera adecuada. Estar con un separatista adoctrinado es como estar atrapado sin aire acondicionado en Benidorm.