Pactos y más pactos de gobierno
LAS ELECCIONES del pasado 26 de mayo dejaron un escenario en el que ningún partido podía gobernar el Ayuntamiento de Burgos en solitario. La mayoría obtenida por el PSOE de Daniel de la Rosa, que había ganado las elecciones con holgura frente a un PP que había retrocedido claramente, no era suficiente para ser alcalde. Y los pactos que se fueron fraguando a muchos kilómetros del número uno de la Plaza Mayor dejaban cada vez más lejana esa posibilidad. Finalmente, en un giro de los acontecimientos a última hora de la noche del viernes anterior al sábado del pleno de constitución del Ayuntamiento, Vox rompió la baraja de una partida de cartas en la que solo le habían dejado desde el PP y Ciudadanos mirar sin repartirle naipes. El pacto a tres, que en realidad era a dos y asimétrico, no se cerró y De la Rosa pudo ser elegido alcalde. Vox ha dicho que no hay prisa para hablar y acordar un gobierno a tres con el PP y Ciudadanos y que eso de que Vicente Marañón se siga postulando como candidato de este tripartito, así sin que haya contactos previos, como que tampoco le parece bien. Bien decía el otro día el candidato deCiudadanos enCastilla y León, Francisco Igea, nada más firmar un acuerdo con el PP para gobernar en Castilla y León, que entendía que hubiera votantes de la formación naranja que estuvieran cabreados por ese acuerdo con los ‘populares’. Es difícil explicar una decisión que tu no has tomado y en la que no han participado e, incluso, no acabas de compartir. Algo parecido pasa en Burgos. Es una pena que los que mandan a nivel nacional en los partidos no hayan obtenido ninguna lección de lo que está pasando en estos días posteriores a las elecciones, que no todos los pactos valen para todos los sitios ni en las mismas condiciones. Bien se ha visto en lo que ha pasado en Madrid y Barcelona. No creo que haya cambios al respecto, pero sería una buena ocasión para cambiar algunas normas e introducir la segunda vuelta en las votaciones, así como listas abiertas. Porque los partidos políticos, en general, están dejando patente la necesidad de hacer más democrático su funcionamiento interno.