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AGOSTO, nos guste o no, y a pesar de que han cambiado mucho las costumbres y los hábitos, sigue siendo el mes de las vacaciones. Y se nota. De momento, estos primeros días de agosto, el primero que se ha cogido unos días de descanso es el alcalde, Daniel de laRosa, a quien me gustaría preguntarle cuántas horas ha dormido de media desde que tomó posesión en el cargo el pasado 15 de junio.Será un descanso relativo, porque aunque baja la actividad municipal, y la ciudad se vacía para llenar los pueblos -es el consuelo de los que trabajan este mes- seguro que estará con un ojo puesto en lo que aquí pase. Y, de momento, desde que tomó posesión como alcalde, el escenario es el esperado. Una oposición, especialmente la del PP, que se ha puesto de frente desde el primer minuto y con la que ya ha tenido que bregar. Lo peor de esta situación generada tras la toma de posesión de De la Rosa es que la actividad municipal se puede ver condicionada a cada paso. Ya se ha visto en los plenos que se han celebrado hasta el momento, más broncos y tensos de lo normal, aunque quizá es porque clima político es, en general, más bronco y tenso de lo normal. El espectáculo dado a cuenta de las retribuciones que debían recibir los nuevos concejales y el alcalde ha sido una buena muestra de ello. Sobre todo, porque debería ser una cuestión en la que prácticamente todos debían de estar de acuerdo. Es un asunto recurrente el de los sueldos de los concejales y en el que considero que un Ayuntamiento del tamaño del de Burgos necesitaría que casi todos los ediles estuvieran liberados y durante el tiempo que ejercen la representación de los ciudadanos cobraran solo del municipio. En el equipo de Gobierno, sobre todo, y también en la oposición. En casi todos los casos, insisto, porque puede haber concejales que tengan responsabilidades menos complejas y no sea necesario.Sería la manera de asegurar que su dedicación, tanto en tareas de gobierno como de vigilancia de esa gestión, sería la más completa posible y, de ese modo, se les podría pedir responsabilidades a gobierno y oposición sobre su trabajo. Es más complicado estar por la mañana, o en horario partido, en tu ocupación habitual para después dedicarte a la cosa pública. Demasiados frentes abiertos. Como los que seguro que va a haber después de este supuesto descanso en la actividad municipal.