El Correo de Burgos

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El fútbol no es un negocio al uso. La inyección de capital -incluso a manos llenas- no implica de forma necesaria el éxito de un proyecto deportivo. Aunque en los tiempos que corren la ambición, si no va acompañada de liquidez, es un camino seguro hacia la mediocridad.

La parroquia blanquinegra llevaba años ahíta de ilusiones. Y el grupo inversor argentino que lidera Antonio Caselli ha generado una inusitada corriente de optimismo entre los aficionados. El nuevo propietario del Burgos CF SAD ha apostado fuerte por devolver al club de la ribera del Arlanzón a la élite nacional.

Está demostrando que no va a escatimar en medios, fundamentalmente económicos, para alcanzar su objetivo de partida, que no es otro que ascender a la categoría de plata nacional de forma inmediata (la temporada que está a punto de comenzar o la siguiente).

Se ha plantado en el mercado de fichajes tirando de billetera. Y ganando la partida a los clubes que en los dos cursos anteriores le dejaron en un buen número de casos compuesto y sin novia. Ello le ha permitido hacerse con los servicios de las primeras opciones en varias demarcaciones.

Pero tampoco esta exhibición de poderío conduce de forma inequívoca hacia la consecución de los objetivos. Sobre todo si la política de contrataciones se ha basado más en los nombres que en los hombres; en las trayectorias que en las aspiraciones de futuro.

A la vista de los acontecimientos me genera ciertas dudas la convivencia de dos almas en la plantilla con la que arrancará la temporada el Burgos CF, un equipo conformado a cuatro manos: Fernando Estévez ha reclutado a los efectivos españoles y la dirección deportiva se ha encargado de completar el grupo con un buen puñado de jugadores -unos contrastados en la primera división Argentina- y otros muy jóvenes y sin experiencia en la categoría de bronce del fútbol español.

Del rendimiento de cada uno habrá que hacer balance al término de la competición, pero lo cierto es que las opciones de llevar la nave a buen puerto se podrían haber incrementado con menos experimentos y más apuestas por valores seguros. Con el presupuesto que maneja el club en jugadores se podría haber optado a los primeros espadas españoles en casi todas las posiciones del campo.

El tiempo dará y quitará razones. Las cartas están ya sobre la mesa. Que empiece la partida.

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