El Correo de Burgos

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SÍ. SÍ. Y pianistos, sindicalistos, policíos o guardios civiles… Es una auténtica pesadilla ver cómo, las propias instituciones desde dentro degradan los derechos fundamentales, abusando de un lenguaje machista y utilizando unos términos que degradan la democracia allí donde van. ¡Señor, señor! Aprovechando, el gobierno español, cada vez más metido en charcos, ha buscado que alguien sin más pretensiones ni mucho que hacer, radicalizase la conversación de bar de los españoles lanzando que hay ciertas palabras que pecan de falta de inclusión por razón de sexo.

Efectivamente, la vicepresidenta primera del gobierno en su línea de no dejar pasar la oportunidad ha exprimido la Constitución y a falta de mayorías cualificadas para poder reformarla ha pretendido que, como mínimo, se la libere del lenguaje no inclusivo que rezuma, según su criterio, por todos los poros de sus ciento sesenta y nueve artículos, once Títulos, cuatro Disposiciones Adicionales, nueve Disposiciones Transitorias, una Disposición Derogatoria y una Disposición Final. Así, ha pretendido que la Real Academia Española (de la Lengua) modificase la gramática de la Constitución por entender que no es inclusiva. ¡Fíjate, a estas alturas, por donde sale esta mujer!

Desconsideradamente, pero unánimemente, la RAE ha sentenciado que no cuela. Que es gramáticamente impecable, absolutamente inclusiva y que no peca de ningún defecto, incluyendo que el uso del masculino genérico dentro del texto constitucional es perfectamente inclusivo. O sea, poco más o menos que esté a lo que tiene que estar, que con esto no tiene nada que hacer.

Ante tales argumentos no cabría mucho más, si no fuese que esta mujer no se rinde fácilmente. Así que, después de reivindicar que no está en manos de nadie parar el lenguaje inclusivo, enseguida se ha puesto manos a la obra iniciando una campaña para quitarle la coletilla “DE LOS DIPUTADOS” al Congreso de los Diputados y dejarlos solamente en CONGRESO. Vamos, no te digo. Así allí cabrían futuros congresos de médicas, bomberas, psicoanalistas o dentistas.

Mas parece que el Gobierno ha puesto a Calvo a tapar agujeros para que el público en general no presté mucha atención a la oscuridad manejada por estos representantes públicos. Véanse las reuniones entre Sánchez y Torra, la falta de conocimiento de los acuerdos entre Sánchez y Podemos, la reunión entre Ábalos y la vicepresidenta de Venezuela o la no reunión entre Sánchez y Guaidó…

Si se trata de buscar oscuridad, no se me ocurre nada más oscuro que exigir que los varones reivindiquen el derecho a parir para evitar ser tildados de machistas. Las estrellas de esta columna, periodistos y periodistas, deberán atender estas revelaciones, evitando que, por malentendidos gramaticales, los cargos públicos pasen a ser cargas públicas.

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