El Correo de Burgos

JORGE M. MOSQUERA

Banderas de nuestros padres

Creado:

Actualizado:

EL GRAN Clint Eastwood acertó al filmar una de las gestas más importantes de la Segunda Guerra Mundial. Concretamente el momento en que en 1945 las tropas estadounidenses pelean y triunfan en la isla de Iwo Jima, produciéndose la, quizá, foto más repetida en la historia de la fotografía. Unos soldados ondeando la bandera americana en el monte Suribachi se convierte en un símbolo de victoria para una nación en guerra. 

Sin tener mucho que ver con nosotros, esta foto la hemos llevado en el corazón y en nuestros cuadernos de clase, con la idea de que el levantamiento de aquella bandera significaba el éxito y la victoria. No sólo los americanos, sino los habitantes de otros muchos países la tienen permanentemente ubicada en algún sitio principal de sus hogares o lugares de trabajo, siendo un orgullo y una satisfacción enseñarla a la puerta de casa. En España, el resultado ha sido el contrario. ¡Qué pena!

En su día, cuando estudiaba Parvulitos, antes de que la Constitución nos dejase claro el asunto de la Bandera, mi profesora la señorita Carmiña se afanaba en enseñarnos que el símbolo nacional más importante era la Bandera La Bandera de nuestros padres. El respeto debido se aprendía directamente en el colegio y se practicaba en la calle y quien más, quien menos, la llevaba en la cartera. Llegados a nuestros días la Constitución reguló, sin dudas, en su artículo cuatro, cual, cómo y de qué manera es este símbolo nacional, que olvida el gualda, y recoge en su interior el escudo constitucional. Nuevo colorido, pero sigue constituyéndose en el principal símbolo de la Patria. 

Lo cierto es que la Bandera ha dejado de tener el valor que tenía aquellos días y hoy sostener una Bandera nacional puede verse como una historia de la familia Cebolleta o un signo de algún régimen anterior poco deseado. No debe ser así. Qué alguien lleve o ponga una bandera nacional en la ventana de su casa o en su coche sólo significa el orgullo de pertenencia a su país. Pero esto no es aceptado como una situación general. Recientemente, unos policías han recriminado, luego obligado a retirar y posiblemente multado a unas personas que llevaban una Bandera nacional colocada en su coche. Tenía toda la pinta de otro “fake” de WhatsApp. Pero fue desenmascarado cuando el diputado Abascal recriminó al ministro Marlasca por ese hecho, y le invitó a que aprovechando su estatus de ministro compareciese en la sede del Congreso para explicarlo, el ministro bajó la cabeza y dio la callada por respuesta. ¿Este camino acabará señalándonos la tacha de la primera hoja del texto constitucional?

tracking