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PARECE MENTIRA que con la hemorragia de leyes y normas que emiten las administraciones públicas y con la multitud de personal y expertos con los que cuentan, sean capaces de dejarse lagunas en la legislación del tamaño de dinosaurios. Literalmente. La Consejería de Cultura de la Junta de Castilla y León ha elaborado un anteproyecto para la nueva ley del Patrimonio Cultural de Castilla y León en la que sólo protege aquello que se considera como obra del ser humano en las diferentes etapas de la Historia. Se olvida en ese texto de los yacimientos de dinosaurios, sus huellas y otros restos de fauna que ayudan a explicar la prehistoria, un campo en el que Castilla y León y, especialmente, Burgos es especialmente relevante. Tiene la prudencia mínima esta nueva ley, de mantener y privilegiar la protección a los enclaves que ya tienen algún tipo de protección como Bien de Interés Cultural o de Patrimonio de la Humanidad. Lo que significa en la práctica que los investigadores de Atapuerca ya no van a tener que tirar a la basura los restos de fauna que se encuentren en el yacimiento porque la ley no los considere aptos de protección por no corresponder con el patrimonio cultural. También se salva el yacimiento de icnitas de Regumiel de la Sierra porque está declarado BIC, pero la ley se pasa por el forro de sus entretelas toda la investigación realizada por el Colectivo Arqueológico Salense en Burgos relativa a los dinosaurios que poblaron la sierra. Según la redacción del anteproyecto, quedarían excluidos los restos fósiles de dinosaurios, un campo de investigación en el que Castilla y León es puntera en España. Hasta el punto de que en la zona de Salas de los Infantes se han encontrado restos que han dado nombre a una nueva especie de saurios. Pues con la nueva ley, esta investigación científica y los restos que se están desenterrando o analizando son piedras viejas sin ningún valor. El problema añadido de que  esta ley de patrimonio ignore este tipo de investigaciones científicas no es sólo que los investigadores se puedan quedar fuera del reparto de subvenciones, sino que estos restos no estarían protegidos contra el vandalismo. Literalmente serían piedras en el monte y cualquiera podría llevárselas a casa o cualquier otra fechoría. Da la casualidad de que las zonas del sureste burgalés que se extienden a las Tierras Altas Sorianas, así como otros puntos de Segovia y también el Condado de Treviño son muy ricos en estos restos de dinosaurios. Pero mientras Aragón, por ejemplo, los protege y hace de sus fósiles un reclamo para las familias, la consejería de Cultura de Castilla y León empeora, que ya es difícil, la poca sensibilidad que ha tenido históricamente la Junta con los dinosaurios. Muy lamentable.