Los turistas perdidos
MIENTRAS en Madrid se celebraba la semana pasada la feria de turismo Fitur, se conocían los datos de la evolución de la llegada de visitantes desvelando que la finalización de las restricciones más severas en la mayoría de la Comunidad había permitido un alivio importante al sector. Esa mejoría, lógicamente, fue mucho menor en Burgos, donde las restricciones se han estado aplicando con severidad al sector hotelero desde el 6 de abril en las tres principales ciudades de la provincia y dos de los pueblos mayores, que hasta el viernes pasado no han podido abrir el interior de los negocios de restauración. El año comenzaba con los coletazos de la tercera ola, que en Burgos fue mucho más grave que en el resto de la Comunidad, y luego los episodios se han ido sucediendo, pero siempre con la misma respuesta institucional: atar corto a la hostelería y confiar en la vacunación. Lo segundo se está demostrando efectivo para frenar el avance de la epidemia, pero lo primero va a acabar en los tribunales con las reclamaciones de los empresarios por el lucro cesante derivado de unos cierres sin respaldo científico. El incremento del número de personas vacunadas a cada vez más temprana edad tiene que traer consigo, por fuerza, un impulso del turismo de fin de semana, que es el que da vida a las capitales de Castilla y León y alimenta a los alojamientos rurales. El optimismo en el sector tiende a revivir, aunque cruzan los dedos. El problema está en el daño causado en los primeros meses de este año. Burgos, que gallardeaba de ser el destino urbano más visitado de Castilla y León hace solo un par de años, se ha hundido en las preferencias de los visitantes y ahora es la última de las capitales de la Comunidad en cuanto al número de visitantes acogidos entre enero y abril. Las restricciones por el Covid especialmente duras en Burgos son las causantes de ese mal dato, habida cuenta de que en el resto de ciudades los datos sí mejoraron. Son 27.000 turistas perdidos en cuatro meses para la capital burgalesa, según el cálculo del Instituto Nacional de Estadística. Con ese mal inicio del año, el bipartito que gobierna en Burgos acudió a Fitur de forma muy testimonial bajo el paraguas de la Junta y, en mi opinión, sin haber sacado el partido que se podía al protagonismo que ofrecerá a Burgos a la confluencia del Año Santo Compostelano, las Edades del Hombre y el VIII Centenario de la Catedral. Tan ocupados estaban consumando el desmantelamiento de la Oficina de Congresos que no quedó iniciativa suficiente para promocionar en condiciones lo más obvio. Mal iba el turismo con el PP en el Ayuntamiento burgalés, pero sus sucesores han perdido el norte. Más todavía. Todo queda en manos, como siempre, de la empresa privada.