Río revuelto
Lunes de todos los santos y santas. Hoy tenemos un poco más para acortar la semana que a todos nos duele como otras. Con poco más y algún puente que nos espera, entraremos de lleno en diciembre del peor año de la historia según algunos. Todo está por ver cuando la que está cayendo no nos hace daño. Ciertamente estamos adormilados, indolentes y expectantes. Sumisos y creyentes en lo que nunca vimos, esa fe social que antaño enseñaban los curas y ahora, parlamentarios. Hay que tener mucha creencia para tragar lo que vemos venir y adivinar qué droga nos han inoculado. Quizás la vacuna del covid trae escondido un efecto secundario que nos inmuniza ante la subida del pan y la sal, del agua y el vino, el cordero sagrado de nochebuena. Como sonámbulos esperamos algo que arregle lo que viene y en el fondo sabemos que no tiene solución. Europa fabrica billetes de préstamo a devolver a veinte años vista, lo harán nuestros hijos. Trabajadores de todos los gremios sin un gurú que nos guíe y hable por nosotros de la hiel que bebemos. Siempre abuelas y madres han administrado espléndidamente la economía doméstica y de ello dan buena cuenta generaciones que han sobrevivido hambrunas. Ahora dos señoras de bandera urden la reforma laboral en el Madrid de los Austrias. Una más sensata que la otra, pero con menos poder. Mujeres son y deberían pensar más que en ellas y sus partidos, en la hoguera de vanidades que las ciegan. El año está echado a perder y lo que venga hará bueno a lo anterior con neveras y cuentas de ahorro vacías. La España de todos ahora es más de Europa que de nosotros, este continente desvencijado que no puede atar las identidades de los países que lo conforman. No tiene referencia en la América que fue guardián del mundo y faro de navegantes. El mundo cambia por días y las nuevas fronteras se dibujan en clave de energía, gasoductos y microchips. El nuevo orden mundial escribe la enciclopedia del siglo en redes sociales y algoritmos de inteligencia artificial. Sólo quien se adapte a la inteligencia social y abstracta, sobrevivirá. Por aquí en provincias, nos quedamos en lo mundano y corto de miras mientras los trenes pasan. Miserias de ciudad que entretienen la opinión con casos como Vigil y a río revuelto, ganancia de pescadores.