El Correo de Burgos

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El retintín de los braseros de leña, será el que nos acompañe de aquí a unos meses. Si el hijo de rusa Putin, decide pegar un órdago a la grande y abrasarnos con el castigo asolador del átomo, o rendirse. Siempre y cuando, encuentre una puerta falsa por donde salir sin sentirse humillado. En esto, Europa lo está haciendo de pena, porque cuando se echa un pulso, hay que tener muy claro que puedas doblar al otro brazo que te coge por la muñeca. Medir las distancias cortas y no jugar a usa sola carta, como estamos haciendo con un lobo rabioso. Europa nunca ha entrado en una guerra, aunque siempre lo hemos hecho y desde tiempo inmemorial, los países que la conformamos. Europa ha soportado guerras y aún quedan flecos del olocausto de hace setenta y cinco años, pero es ahora cuando una sóla voz se alza desde Bruselas, en nombre de todos los europeos. Sabemos bien que alemanes, italianos, franceses, españoles, portugueses y demás, hemos tenido nuestras guerras para mover fronteras internas o conquistar las de otros. La segunda guerra mundial, trascendió y tomaron partido, rusos, japoneses y americanos. Fueron estos últimos quienes silenciaron los cañones de los otros, con dos arcángeles cargados de plutonio y abrieron la puerta del infierno que creíamos sellada. Pero otra vez se repite la historia y de momento a otra escala. Una Europa novata y primeriza en guerras globales, quiere ganar esta tercera guerra mundial con reuniones estratégicas y conversaciones sin pólvora. Detrás de todo esto, está la América de los americanos, la que tira la piedra y esconde la mano. Europa, somos la marioneta una vez más, a la que mueven sus hilos desde el mercado del dinero y grifos que cierran como consecuencia, el gas y la energía. La estrategia militar no resuena en el Parlamento Europeo, hay demasiadas lenguas, voces y sensibilidades como en una torre de Babel a punto de derrumbarse. Cualquier cosa puede pasar y en cualquier momento. La reconquista de la tierra perdida por el valiente pueblo ucraniano o la invasión pactada de una parte de esa nación, dejando una herida mal cicatrizada, para siempre. Todos los escenarios posibles no descartan el peor de los miedos con un hongo radioactivo de cenizas que congele cualquier razón de ser. Hay que tener muy en cuenta, que la historia de las enciclopedias, describe con precisión lo que sucedió en casos parecidos, y nadie creía que pudiera llegar a pasar. Hoy el equinoccio mágico del sol, anuncia que termina el raro verano y nos adentra en un incierto camino de hojas secas en otoño.

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