¿Negacionistas o críticos?

La extraordinaria astucia del sistema consiste en asociar la crítica de tasca y taberna basada en peroratas, con la crítica de los científicos rigurosos que nos decían que las vacunas no estaban lo suficientemente preparadas, que se desconocen las consecuencias de las vacunas, que no estaban justificados los confinamientos, etc. Al final, cualquier crítica, sea la que fuere, es vista como «negacionista» y eso convierte a la persona que critica en una especie de bicho raro y, obviamente, es ridiculizada y censurada sin eticidad. De tal guisa, la agenda dispone a la sociedad para que ella misma se autocensure, que se vigilen ellas mismas. Nadie puede cuestionar lo más mínimo lo sanitario, la guerra de Ucrania, el cambio climático, etc. Pero ¿qué ocurre si yo quiero saber ‘por simple curiosidad’ qué razones dan los que niegan el cambio climático? Pues que la respuesta es el desierto. ¿Ustedes han escuchado a alguna persona explicar por qué Putin realmente invadió Ucrania? Cualquier persona que cuestione la guerra de Ucrania no volverá a aparecer en los medios de comunicación, incluso el canal de noticias ruso RT desapareció de las redes sociales y solo sabemos de la guerra lo que nos llega de los anglosajones. Si un 'youtuber' expone estudios científicos que sostienen «que no hay cambio climático» verá cancelado su canal y yo, precario de información, seguiré sin saber qué razones dan. Cualquier persona que cuestione los actuales dogmas es cancelada, ya no se cuentan ni chistes. El sistema ha conseguido asociar a los expertos científicos con los paranoicos y meterlos en el mismo saco y llamarlos de la misma forma: ‘negacionistas’. Cualquier pequeña crítica, aunque venga de la evidencia científica, te convierte en negacionista y por defecto, en radical terraplanista desvinculado de la única verdad.

Una madre contaba en un grupo de padres que no aceptan a su hijo de un año en la guardería pública porque no ha presentado el documento que acredita que está vacunado. Otra madre, al oír esto, comenta que, -sin saber de derecho- le parecía que aquello era inconstitucional, puesto que hay derecho a la educación y esto entra en conflicto con la imposición sanitaria de estar vacunados. Tras este comentario, la gente miró a la mujer con extrañeza y desprecio, «¿era una negacionista?»