Nadando en las aguas de la memoria

'El nadador del desierto' es un libro que explora la memoria a modo de inventario vital, balance, recapitulación o 'summa poetica' (biográfica, sentimental, literaria…) con un desazonado tono de melancolía que se respira desde el primer texto del conjunto. Estamos ante un testimonio autobiográfico que recorre los pasadizos agridulces e inquietantes de la memoria.

El libro reconstruye ese itinerario vital mediante poemas en prosa (no prosa poética, algo que erróneamente se tiende a confundir) concebidos como relatos breves, microrrelatos poéticos, cuentos o historias cortas con un innegable aliento lírico y ritmo narrativo, donde se dan cita la protagónica presencia de la familia (y la enfermedad), las vivencias y recuerdos cotidianos, el sentimiento amoroso o la pérdida de los sueños. Quizás la presencia casi dominante de la memoria familiar es lo que más sorprende y sobrecoge.

El poemario nos conduce a los territorios de la infancia, la adolescencia, la juventud, la madurez y la vejez de la mano de la memoria y los recuerdos, el latido amoroso, los sueños incumplidos y las heridas provocadas por el paso del tiempo… Todo lo que, en suma, constituye la vida porque el resto es bruma, espejismo, ficción…

E'l nadador del desierto' es un libro tan bello como descarnado, tan lírico como amargo, tan lúcido como inquietante. La alegoría del paso del tiempo y el protagonismo evocador de la memoria caminan de la mano de una contenida ternura que cohabita con una melancolía/nostalgia de corte fatalista que se extiende como lluvia fina por todas las composiciones esparciendo un aroma de desencanto, desesperanza y derrota, pero teñido de un halo de serena y lúcida aceptación vital.

En su lectura encontramos bellísimas imágenes, finales contundentes y sentencias rotundas que a modo de aforismos cierran muchos textos, de una belleza tan aplastante como descarnada y de incontestable factura estética, estableciéndose un equilibrio entre la pasión/tensión expresiva y el escepticismo, entre la atemperada ternura y el vaciamiento existencial.

Ese tono de descreimiento, decepción y fatalismo que domina muchos textos se funde, no obstante, con una sobrecogedora desnudez intimista que conducen al lector a espacios inquietantes que sugieren, cual alegorías, una tragedia personal, un drama interior; textos que, en definitiva, invitan a segundas y posteriores lecturas para intentar descubrir esos laberintos (ocultos, sombríos…) que convierten lo cotidiano en extraordinario, lo anodino en excepcional, en una suerte de anormal normalidad.

Del conjunto podemos destacar los títulos 'La suma, 'La estación abandonada' y 'Aflicción' (de la primera parte); 'El último viaje', 'La casa en orden' (que ejemplifica el tono del libro como un auténtico inventario que resume el itinerario biográfico), 'Andando', 'El nadador' y 'La muralla' (de la segunda); y 'El regalo' y 'Huellas en la nieve', que cierra magistralmente el poemario, en la tercera parte.

Atmosferas referentes que nos transportan, por ejemplo, a 'El extranjero' de Camus por el tono de escepticismo, extrañamiento o desafección de algunos pasajes; a Carver por la rara normalidad de no pocas escenas cotidianas; a Borges y Cortázar por la capacidad ficcional e imaginativa de lo narrado; al desasosiego de un Pessoa que alimenta no pocos textos; e incluso a la atmósfera crepuscular de aquella 'Última costa' de Brines en el poema 'Los mejores de nosotros'.

No somos pocos quienes anhelábamos hace años un trabajo de este calibre que respondiera a las expectativas depositadas en Eliseo González, un autor de innegable talento e ingenio literario. Una obra que obedeciera al oficio de este contador/fabulador de historias, de este experimentado nadador en las aguas de la ficción y que al fin se zambulle, con magisterio y belleza, en su memoria personal y literaria.